• Jueves, 25 de abril 2024
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Cuando los Reyes no venían tan cargados de regalos: la emoción de una oyente al recordar su primera muñeca

Carmen siempre le pedía a sus Majestades una muñeca, pero eran tiempos de carestía. Aún así, los Reyes Magos le trajeron el presente deseado

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Tiempo de lectura: 2'Actualizado 12:21

Parece que los niños tienen ahora muchos más regalos que sus padres y muchos más aún que sus abuelos. Los Reyes Magos quieren verlos felices y, tal vez, compensar de alguna manera el poco tiempo que algunos padres pasan con sus hijos. La mayoría de las veces porque el trabajo acaba absorbiendo los espacios del día a día.

Pese a todo, la noche de Reyes sigue siendo una de las más especiales del año. Los niños aguardan impacientes a que Sus Majestades de Oriente coloquen los regalos debajo del árbol, y los más mayores vuelven a ser niños de nuevo por una sola noche.

Este martes en 'Herrera en COPE' los oyentes han recordado cómo guardan en la retina esta noche tan especial. Entre todas las llamadas ha destacado la de Carmen, una 'fósfora' del municipio alicantino de Alcoy. Todos los años le pedía a los Reyes una "muñeca que andara y cerrara los ojos", pero como echaba la carta al buzón el mismo día 5 de enero, Sus Majestades nunca acertaban con su regalo.

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Hasta que un año, nada más acabar el colegio, le escribió la carta a los Magos de Oriente. Era verano y se fue al buzón, donde metió el sobre y grito desde la ranura: "A Oriente". Esas Navidades su madre le preguntó por qué no le escribía la carta a los Reyes, pero Carmen ya se la había escrito. No le quiso contar a su madre qué les había pedido. "Ya verá lo que me traen", le dijo.

Esperando a los Reyes, tuvo la fortuna de ver al paje de Sus Majestades, que le entregó un paquete con su muñeca. "¡Estaba loca con mi muñeca! La llevé al colegio para que me la vieran", ha recordado emocionada la oyente.

En la actualidad, algunos expertos avisan de que un exceso de presentes puede crear el síndrome del niño hiperregalado. Aunque no se trata de volver a la época de nuestros abuelos cuando unas nueces o una muñeca de trapo eran unos regalos memorables, sí hay que tener presente que el exceso de regalos puede hacer que los más pequeños acaben tan saturados de regalos que pierdan la ilusión, pues solo valoran la cantidad. Por otro lado, si reciben siempre lo que quieren, existe el riesgo de que se conviertan en personas insatisfechas que se frustren cuando no consigan lo que deseen.

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