Cuántas veces habremos acudido a una fiesta en una casa, o la hemos organizado nosotros mismos y ha acabado en llamadas de atención de los vecinos, o peor, en alguna multa.

Una situación que puede ser habitual, a no ser que te sancionen por el ruido de una vaca. Es lo que le ha ocurrido a los propietarios de una explotación ganadera en la localidad asturiana de Pola de Siero.

Estos dueños han visto cómo las autoridades les multaban por culpa de una de sus vacas, Carmina. En concreto, por sus mugidos.

La pequeña ternera de 15 meses lleva siendo la protagonista de la zona desde que tuvieron que sacrificar a su madre. Acabó siendo un problema de convivencia.

Hasta el punto de que un vecino les denunció a la Guardia Civil. La Benemérita comprobó que, efectivamente, los mugidos eran excesivamente ruidosos.

En consecuencia, fueron multados con 300 euros. Detrás de este surrealista suceso se encuentra un recién llegado al pueblo desde la ciudad.

Los del terreno aseguran que esto es una zona rural y los animales siempre estuvieron.

Hay una nueva tendencia, señalan, de gente que se muda a entornos rurales y no comprende que esto no son urbanizaciones.

Cosas del mundo rural, que a veces no termina de entender el urbanita de ciudad...

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