

El monólogo de las 6H
"El ecosistema político español no parece diseñado para solucionar problemas, sino para aprovechar su peso contra el adversario"
Jorge Bustos repasa los principales titulares en su monólogo de las 6H que marcarán la actualidad de este viernes 22 de agosto de 2025
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Son las 6, las 5 en Canarias
Buenos días y bienvenido al amanecer de este viernes. Viernes 22 de agosto. Hoy seguimos con tiempo inestable en algunas zonas, tiempo marcado por las lluvias. Por la mañana tendremos tormentas intensas en Mallorca y en Menorca. Por la tarde, chaparrones en el interior del sureste peninsular. En el Cantábrico y en Pirineos habrá lluvias débiles. Y en el resto del país vamos a disfrutar de sol. Las temperaturas suben en general, salvo en el Mediterráneo y en Gran Canaria. Y en el suroeste y en los valles del Miño y del Segura se van a superar los 34 grados. La máxima se dará, como es natural, en Córdoba: 37 graditos.
Los incendios y su saldo de carbón siguen centrando la actualidad española. Son la crónica negra de estos días de agosto que van tocando a su fin y que dejan atrás en este momento 400.000 hectáreas de monte calcinado. Bueno, no solo de monte, también de pueblos, de casas reducidas a escombros. Y mirando ese panorama de cenizas en Ourense, en Zamora, en León, pues es fácil dejarse llevar por el desaliento, sobre todo si eres uno de los miles de desplazados, de los evacuados que vuelven ahora a lo mejor a las aldeas de donde partieron con la angustia del fuego pisándoles los talones y que ahora, al regresar, ya no reconocen sus hogares. Pero no hace falta haber experimentado las consecuencias del fuego en carne propia para que nos ronde cierta sensación de desánimo nacional, vamos a decirlo así. Porque uno mira el paisaje institucional antes, durante y después de la batalla contra el fuego, que todavía está lejos de acabar, y la verdad es que cunden las razones para el pesimismo.
La gestión de esta catástrofe, como pasó con la pandemia, como pasó con la DANA, ha vuelto a evidenciar las fallas del sistema y la incapacidad para perfeccionarlo con un mínimo de consenso. Vamos a constatar que el Estado de las Autonomías se convierte con demasiada facilidad en un laberinto administrativo donde resulta demasiado fácil diluir las responsabilidades de cada cual. Y volvemos a constatar que el ecosistema político español no parece diseñado para solucionar problemas, sino para aprovechar su peso contra el adversario. Es como en el judo. Los partidos son grandes maquinarias del escaqueo, escuelas de señalamiento del rival. A ver, quizá haya sido siempre así, ¿eh? Pero reconozcamos que en los últimos tiempos, en los tiempos del muro y la polarización, eso que llamamos hacer política ya equivale directamente a hacer escarnio, y ya arreglará los destrozos a lo mejor algún nuevo funcionario, si es que puede. Incluso en perfiles aparentemente técnicos, se me ocurre, por ejemplo, el de la directora de Protección Civil, pasa lo mismo. Ella cargó primero contra los presidentes de las comunidades incendiadas y ahora esta mujer, que se llama Virginia Barcones, se queja amargamente de que alguien del PP, en este caso Elías Bendodo, replique en el mismo tono insultante.
ELÍAS BENDODO: La directora general de Protección Civil es una pirómana más. Se ha dedicado en sus declaraciones a atacar a los gobiernos autonómicos. Así es imposible dar solución a los problemas.
JORGE BUSTOS: Podríamos seguir, hay muchos ejemplos. Podíamos citar, por ejemplo, a Óscar Puente, que jamás pierde una ocasión de pisar fango y que ha terciado en esta gresca llamando sátrapas a los barones del Partido Popular. Bueno, este es el clima habitual en el que se desenvuelve la gestión pública en España cada vez que acontece una desgracia. Bueno, y cuando no acontece también, como pasó con la DANA y como pasó con la pandemia. Hay analistas bien intencionados que elaboran sesudos artículos en los que proponen reformas constitucionales, nuevos órganos para mejorar la coordinación del Estado, agencias, comisiones, conferencias sectoriales.
Hoy sabemos, por ejemplo, que la Comunidad de Madrid propuso debatir la declaración del nivel 3 de emergencia ante la magnitud de la ola incendiaria. En ese nivel, en el nivel 3, el Gobierno central asume el control total de la situación, pero lo cierto es que ese nivel solo se ha activado una vez en nuestra historia, que fue durante el apagón. Y yo no sé si declarar el nivel 3 hubiera ayudado o no a combatir mejor el fuego, pero se puede y se debe debatir fórmulas que agilicen la gestión pública de emergencias en España. Ahora, para eso hace falta una condición que es prepolítica, una premisa que es de carácter moral, eso que llamamos buena fe, el deseo sincero de colaborar con el otro para resolver los problemas, no para usarlos en tu favor, que es lo que hace el político polarizador. Se apodera de las buenas intenciones y las convierte en un arma contra el de enfrente. Capítulo 99 del manual de resistencia: cómo convertir un pacto de Estado en una emboscada y así todos los días, llueva, granice o se incendie el país.
Ahora bien, si yo dejara aquí el análisis de la actualidad, estaría siendo profundamente injusto porque, como también sucedió en la pandemia y como también sucedió en la DANA, a poco que miremos bien descubriremos que las desgracias también sacan lo mejor de nosotros y de nuestros vecinos. En este agosto infernal también han proliferado los ejemplos de solidaridad, de abnegación, de ayuda desinteresada y diligente por parte de ciudadanos anónimos, pero también por parte de políticos honestos y trabajadores, que los hay, sobre todo en el ámbito local y autonómico de la administración, pero no solo ahí. Ejemplos de solidaridad entre compatriotas los han dado las diez comunidades autónomas libres de incendios que no se lo pensaron dos veces y prestaron sus recursos a las comunidades afectadas por el fuego. Mira, te las enumero por orden alfabético: Aragón, Andalucía, Baleares, Castilla-La Mancha, Cantabria, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid, Navarra y País Vasco. Aparte de la Ciudad Autónoma de Melilla. Ceuta también ofreció ayuda, pero finalmente no la envió porque ella misma entró en riesgo de incendio. No está mal, ¿eh? Para ser un país descosido, receloso, dividido en rojos y fachas, en centro y periferia, en España urbana y España rural.
Y ojo a esta otra noticia para euroescépticos. Hasta 10 países de nuestro entorno que vieron las llamas devorando España han enviado medios y personal que están ahora trabajando codo con codo con nuestros bomberos y con nuestros brigadistas. Te los enumero por orden alfabético: Alemania, Andorra, Eslovaquia, Finlandia, Francia, Grecia, Italia, Países Bajos, República Checa y Rumanía. No está mal tampoco para un continente en crisis, una supuesta Unión Europea sin identidad que agoniza en medio de la parálisis burocrática, como dicen los populistas. Y ejemplos de solidaridad y hasta de heroísmo individual los han dado muchos paisanos anónimos estos días sin darse la menor importancia, ¿eh?, como Luis, el hijo de Puri, que salvó el hotel rural de su familia del incendio de Molezuelas. El miércoles le preguntábamos aquí en Herrera en COPE: ¿qué se puede hacer contra los incendios del futuro?
LUIS: ¿Cómo podemos hacer si el próximo verano viene otra ola de calor de tantos días? Pues poner remedios o escuchar a la gente de los pueblos, por ejemplo, decir: “Pues mira, cada dos pueblos una carroceta”. Esos camiones que llevan agua, que va un conductor y un manguerista.
JORGE BUSTOS: Igual no hace falta un rimbombante pacto de Estado. Igual bastaría, como dice Luis, con escuchar a la gente del campo y con disponer cada dos pueblos una carroceta. Soluciones prácticas, modestas, pero eficaces. Recuerdo estos casos luminosos porque lo fácil es dejarse llevar por el 98ismo en general, pesimismo nacional. Entonar el “me duele España” de Unamuno sin ser un Unamuno. Claro, por supuesto que hay motivos para la indignación y para la crítica. Incluso la Fiscalía piensa que hay motivos para investigar una posible dejación de funciones por parte de los alcaldes que no diseñaron planes de prevención en sus municipios como es su obligación legal. Del mismo modo que era obligación legal del Gobierno de España diseñar los criterios de esos planes para las comunidades autónomas. Pero me atrevería a decir que la inmensa mayoría de los alcaldes, y no todos los alcaldes de los municipios asolados por el fuego, se sienten hoy culpables sin serlo. Me atrevería a decir que hicieron y que siguen haciendo todo lo que han podido dadas las circunstancias. Yo creo que la responsabilidad, de haberla, hay que buscarla más arriba o a lo mejor no hay que buscarla en absoluto. A lo mejor, si dejamos de señalar culpables por una vez en nuestra cainita historia, si pausamos por una vez el cruce automático de reproches entre fanáticos “progres” de la Agenda 2030 y negacionistas reaccionarios del cambio climático, si probamos a hacer algo distinto por una vez, igual entonces descubrimos la manera de empezar a pensar soluciones juntos para saber qué hacer mejor el próximo verano.



