

"La borrasca Leire no fue precisamente un fenómeno atmosférico, fue un fenómeno humano"
Es el monólogo de Bustos de este miércoles 12 de noviembre
- 5 min lectura | 12:45 min escucha
Viene el día cargadísimo de noticias. Debe ser por la Borrasca Claudia. Y ojo, que a mí me gustan los nombres de mujer para las borrascas, ojo, lo digo sin ánimo de ofender al ministerio de igualdad, es en términos puramente literarios, ya sabes, el mito de la mujer fatal, de la amante tormentosa que ha dado grandes poemas románticos, y películas fascinantes.
El problema es cuando lo aplicas ese mito a la picaresca nacional, y aparece una señora con cara de Carlos Latre, que se cree una espía de lucha contra el fascismo y no llega a Matahari comprada en los chinos.
Estoy hablando, claro, de la célebre fontanera del PSOE, y por eso, cuando pase Claudia, podríamos bautizar a la próxima borrasca con el nombre de borrasca Leire.
Ahora bien, a diferencia de la borrasca Claudia, de la cual nadie es responsable político ni jurídico, la borrasca Leire no fue precisamente un fenómeno atmosférico, natural. Fue un fenómeno humano, demasiado humano. Una operación turbia, urdida por el partido que gobierna España. Según la propia confesión de la protagonista al fiscal Estampa, que la estaba grabando sin que ella lo sospechara.
Una periodista puesta por el PSOE
Curiosa forma de presentarse para una periodista de investigación, que eso es lo que nos dijo que era. Yo soy la persona que ha puesto el PSOE, dice.
Mientras que Leire Díaz servía a Santos Cerdán, precisamente para impedir que la justicia esclareciese los escándalos del partido en el que Leire militaba, y que, por cierto, la colocó en 2 empresas públicas con buenos sueldos.
Algo así era Leire. Y acabas de escuchar su cometido, limpiar. ¿Limpiar de qué? Limpiar de investigadores el entorno más íntimo de Pedro Sánchez, incluidos los negocios de las saunas de su suegro.
O sea, el comando Leire lo que buscaba era boicotear, torpedear, desacreditar las instrucciones que, a partir sobre todo del caso Begoña, se estaban iniciando sobre la familia, el partido y el gobierno del presidente.
Por ejemplo, Leire llegó a confesar que le habían encargado de acabar con Alejandro Luzón, que es el fiscal jefe anticorrupción, uno que no está controlado por García Ortiz, y que es el encargado de la acusación en el caso Koldo, Ábalos y Cerdán.
Operación mafiosa desde Moncloa
Y es verdad que es todo muy chusco y que este caso parece sacado de la saga de Torrente, pero en realidad es muy grave, que el aspecto estrafalario de la fontanera no nos despiste, porque si se prueba la conexión directa entre la cúpula del partido y del gobierno, ¿por qué se menciona en los audios a Félix Bolaños?
Pues si se confirma, oiga, estamos ante una operación mafiosa contra servidores de la ley ordenada desde la misma Moncloa.
Y lo peor es que esa guerra contra la justicia no la ha librado el gobierno solo en las cloacas, también lo hacía y lo hace a plena luz del día, sirviéndose, por ejemplo, de instituciones colonizadas como el ministerio público, la Fiscalía. Porque el juicio contra Álvaro García Ortiz, que hoy va a vivir su día grande, va de esto mismo, va de usar la Fiscalía para empatar el relato político que Moncloa iba perdiendo con el caso Begoña.
Empatarlo aunque fuera al precio delictivo de revelar secretos de un particular.
Ayer escuchamos en el Supremo un testimonio, a mi juicio, decisivo, el de Eugenio Ribón.
¿Quién es Eugenio Ribón? Es el decano del ilustre colegio de abogados de Madrid, que fue el primero en querellarse contra la fiscalía por vulnerar el derecho de defensa, ejercido por un abogado colegiado.
Esta es la clave de este caso. Lo dice el decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, no una asociación de ultraderecha ni un lobby fascista.
Y el decano dice que la propia nota de prensa que García Ortiz dictó ya incurría en revelación de secretos, porque recogía conversaciones literales, absolutamente confidenciales entre abogado y fiscalía. Vulneró el derecho de defensa de un particular, que en democracia es sagrado.
Sin confidencialidad, es posible una defensa libre, y sin abogados libres, no hay justicia. Eso también lo dijo Ribón en el Supremo, y reconoció que en el colegio de abogados de Madrid nunca habían vivido una fractura semejante del derecho de defensa. Y hoy declara el acusado, el propio Álvaro García Ortiz, y con su testimonio quedará el juicio visto para sentencia.
La gestión de la DANA y el futuro de Valencia
Ayer declaró Carlos Mazón en la comisión de las cortes valencianas sobre la gestión de la DANA. Se le vio bastante más tranquilo, es como si su propia dimisión le hubiera quitado un enorme peso de encima. Ha aprovechado la tranquilidad de saber que ya no tiene una posición numantina que defender para contraatacar.
No le vendría mal mostrar menos suficiencia y más humildad, aunque haya dimitido, sobre todo pensando en las víctimas y en su propio futuro judicial. Pero es verdad que, aunque tarde, él ha asumido su parte de responsabilidad política, y no toda la responsabilidad del desastre fue suya.
Él ha dimitido mientras Teresa Rivera, que bloqueó las obras necesarias en los cauces, disfruta de su vicepresidencia bruselense. Y el tal Miguel Polo, el presidente socialista de la confederación hidrográfica del Júcar, que no avisó del desborde del barranco del pollo, sigue escondido.
La Comunidad Valenciana debe mirar hacia adelante, y eso parecen haberlo entendido al fin PP y VOX.
Ayer Feijóo telefoneó a Juan Frank Pérez Llorca para designarlo oficialmente sucesor de Mazón. Era el único candidato verosímil en este momento, porque tiene buen trato con VOX, y sin los votos de VOX no hay investidura posible.
Ahora solo falta que los de Abascal resistan la tentación de darle a la maquinita electoral. Yo no digo que regale VOX sus votos en la negociación, pero VOX sabe perfectamente qué condiciones son asumibles su socio y cuáles dinamitarían el entendimiento, y precipitarían unas elecciones que los valencianos no quieren mayoritariamente.
La gente allí quiere estabilidad, quiere reconstrucción, y lo que no quiere es más ruido y más cainismo. Y cuidado, porque castigarán al que se pase de frenada con el cálculo partidista, porque de lo que suceda en Valencia va a depender toda la esperanza de cambio que hay depositada en el próximo ciclo electoral.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



