Yolanda solicitó una adaptación de su puesto a través del servicio de prevención de riesgos laborales, no se le concedió: padece sensibilidad química múltiple
Esta técnico de laboratorio, despedida tras 20 años por su enfermedad, ha logrado una adaptación de puesto para volver a trabajar en un entorno libre de químicos
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Yolanda Aguilera, técnico de laboratorio, ha compartido en 'Herrera en COPE' el complejo proceso que ha vivido tras ser diagnosticada con sensibilidad química múltiple (SQM). Después de más de 20 años como interina en un hospital público, fue despedida al no concedérsele una adaptación de su puesto, pero ha conseguido reincorporarse al mundo laboral en un entorno seguro para su patología.
Un diagnóstico tardío y desconcertante
Yolanda, de 59 años, relata que comenzó a sentirse "muy cansada" a los 45 años. Los médicos atribuían su fatiga a la edad, con comentarios como "es que ya las mujeres con esta edad, pues es normal". Durante dos o tres años, el cansancio extremo y la disnea fueron sus únicos síntomas, haciéndole llegar a pensar que era "muy blandita".
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Con el tiempo, su estado empeoró, pero notaba una clara mejoría durante los fines de semana, lo que le llevó a asociar sus dolencias con el trabajo. Los síntomas se volvieron erráticos, afectando a su sistema nervioso central con episodios de desorientación, problemas auditivos e incontinencia.
La lucha por un puesto adaptado
Finalmente, obtuvo el diagnóstico definitivo: sensibilidad química múltiple. A pesar de tener un grado de discapacidad reconocido, su solicitud de adaptación en el hospital fue denegada y fue despedida por incapacidad funcional. Lejos de rendirse, solicitó su reincorporación a una plaza en excedencia, y la administración le ofreció un nuevo puesto adaptado a sus necesidades: lejos del núcleo urbano, sin contacto estrecho con compañeros y en un entorno libre de irritantes.
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Actualmente, Yolanda se siente "muy contenta" en su nuevo trabajo como control de accesos: "Pensé que nunca más iba a poder trabajar", ha confesado a Alberto Herrera, aliviada por haber recuperado una parte fundamental de su vida. El proceso, sin embargo, ha sido la "prueba más dura" que ha pasado en su vida.
"No tengo vida social"
"No, no, no tengo vida social", afirma con rotundidad. No puede usar transporte público ni recibir visitas sin un estricto protocolo que evite perfumes o suavizantes, lo que la obliga al aislamiento. "Es muy complicado lo de tener vida social", lamenta.
La Sensibilidad Química Múltiple se caracteriza por una variedad de síntomas como dolores de cabeza, fatiga extrema, dificultades respiratorias, náuseas o irritación ocular, que surgen tras la exposición a sustancias químicas comunes en productos de uso diario. Estos síntomas, a menudo severos, tienen un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes, a pesar de que sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada, como señala la doctora Carmen Granda, investigadora y subdirectora médica de la Gerencia de Atención Integrada de Manzanares.
Actualmente, la etiología de la enfermedad es desconocida, lo que complica su reconocimiento y manejo. Esta falta de conocimiento hace que el diagnóstico sea un proceso complejo y, a menudo, tardío. Por este motivo, el mejor tratamiento disponible hoy en día consiste en evitar la exposición a los posibles agentes químicos desencadenantes, lo que obliga a los pacientes a adoptar medidas de prevención muy estrictas en su vida diaria.
Ante este panorama, la necesidad de identificar posibles causantes o desencadenantes en nuestro entorno se vuelve fundamental. Conocer mejor las causas ambientales y adoptar medidas de prevención eficaces, junto con una mayor sensibilización social, sanitaria e institucional sobre la SQM, no solo disminuiría la incidencia, sino que también mejoraría la calidad de vida de los pacientes como Yolanda.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.