Torrijas y brazo de gitano sin azúcar y sin echarla de menos: el libro que sorprende con recetas saludables
Juan Llorca y Melisa Gómez presentan en Fin de Semana con Cristina ‘Leche con galletas’, un libro que pretende ser una ayuda alimenticia sobre todo para los abuelos

Torrijas y brazo de gitano sin azúcar y sin echarla de menos: el libro que sorprende con recetas saludables
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Si llevas a tus hijos a comer a casa de los abuelos lo más seguro es que veas un clásico de toda la vida: los abuelos quieran premiar el buen comportamiento de sus nietos dándoles todo tipo de pequeños lujos: un caramelo por ahí, un chocolatito por allá, un heladito nunca hace mal… y claro, un lujo tras otro van sumando. Por supuesto lo hacen con todo el cariño y de buena fe, pero esos caprichos puntuales se vuelven habituales y entonces ahí es posible que surja el problema.
Los autores dicen en su libro una frase muy cierta: “Cuando los peques vuelven a casa desde la de los abuelos y los padres les ofrecen para merendar alimentos más sanos, como fruta, no los quieren porque prefieren otra opción (yogures de sabores, galletas o bocadillos)”. ¿Qué pueden hacer los padres ante esta situación?
Como toda ayuda es poca agradecemos mucho libros como el que te voy a presentar a continuación. Se llama ‘Leche con galletas’ (Ed. Penguin Random House) y lo firman dos personas con un gran experiencia en temas alimenticios: Juan Llorca y Melisa Gómez. Él lleva más de veinte años como cocinero profesional y además es youtuber, divulgador, consultor y formador en comedores escolares. Ella es dietista-nutricionista, especialista en nutrición clínica en pediatría y asesora de lactancia, se dedica desde hace diez años al tratamiento dietético nutricional, tanto de niños sanos como de niños con sobrepeso u obesidad, alergias e intolerancias o diabetes.
Juan y Melisa han estado en Fin de Semana con Cristina para presentar su libro. Melisa explica que insisten en el tema de los abuelos porque “son una pieza clavo tanto en la conciliación familiar como dentro de la creación de hábitos del niño porque pasan muchas horas con los peques y, al final, ellos también los ven como un modelo a seguir, y lo ideal sería que ese modelo a seguir fuera lo más saludable posible”.
Juan, por su parte, reconoce querer que “no fuera así” que hubiera discusiones entre padres y abuelos por el tema alimenticio, “pero lo es”: “En redes sociales me encuentro mucha gente que dice ‘he dejado de ir a casa de los abuelos porque no quiero que a mi hijo le dejen de dar estas cosas para comer’. Y no es plan de dejar de ir a casa de alguien, no lleguemos a esos extremos”.
Ante el ejemplo de abuelas que dan helados, natillas y chuches, Melisa afirma que “los alimentos se ven como un premio y eso está mal, sería recomendable evitarlo siempre que sea posible. Siempre lo decimos a forma de broma pero, ¿tú has visto alguien que premie con un brócoli o un vegetal? Eso no suele pasar, así que, ¿qué le estamos diciendo al final? Que las verduras no están tan buenas pero esos alimentos son increíbles porque te los estoy dando como un premio, es un poco quitarle ese peso a esos alimentos y hacerlos más neutros dentro de la alimentación, que es todo un reto”.
“Es cierto que cualquier niño recuerda haber comido muy bien en casa de los abuelos”, explica Juan, que detalla que “mis abuelos cocinaban mucho más y mejor que mis padres, pero eso no quita que, aunque a día de hoy cocinar es complejo por la conciliación laboral y entiendo que se intente pasar más tiempo en la cocina pero es complicado, sería bueno eliminar ciertos lujos como unas natillas porque la cantidad de azúcar que llevan es elevada”.
“No se trata de eliminar el azúcar de la alimentación infantil sino de limitarla”, explica Melisa, “eso no lo vamos a conseguir, mejor dejarla para momentos más puntuales. Queremos potenciar el consumo de frutas y verduras y otros alimentos más saludables, tener esas opciones a mano. Lo típico es intentar hacerlo pero no saber cómo y nuestro libro quiere dar propuestas igual de apetitosas, que las familias se animen a probarlas”. De hecho tienen recetas de torrijas y brazo de gitano sin azúcar, “son lo más saludables posible. El truco primero es educar el paladar, que es lo más difícil, y luego usar otro tipo de endulzantes. Muchas veces nos sorprendería cómo unos dátiles o una fruta madura puede endulzar tanto una receta como para olvidarnos de que lleva azúcar”, sorprende Juan. “Si jugamos bien con la parte de grasa y dulce, al final, podemos obtener recetas muy dulces que sorprenderían por los ingredientes que llevan”, afirma.
“Termínate el plato entero”, frase mítica de los abuelos, “está mal”, aseguran los autores: “Por ende no deberíamos decir ninguna frase que pueda hacer sentir presionados a los niños a comer por encima de lo que su cuerpo les indica, y ahí entraría el ‘un bocadito más’. Mis abuelos me lo decían mucho y eso debe cambiar, se guarda la comida y listo, sin problema. Tiene más desventajas el presionar que el respetar el apetito que puedan sentir los niños”, detalla Melisa.
Para dejarlo claro, ¿las dietas vegetarianas y las veganas son más sanas? Están muy de moda, pero implican no tomar muchos alimentos, y Juan se moja: “A día de hoy no hay problema en llevar esas dietas desde pequeños siempre y cuando esté supervisada por nutricionista y bien elaborada y no tenga carencias. Si está bien hecha y los padres están bien informados no hay ninguna diferencia entre una dieta omnívora, vegetariana o vegana para un crecimiento óptimo y sin problemas”, finaliza.