“Estos animalitos, que son nuestros parientes, primates como nosotros, el más pequeño tiene 100 gramos. Un adulto, son realmente pequeños. Es familiar directo. Estamos hablando de los titíes cobrizos. Y en un reciente estudio, se puede saber que se comunican entre ellos” comenta el biólogo. “En la investigación han estado haciendo mediciones de la temperatura de la cara de los titíes cuando están vocalizando. Es una especie monógama y todos ayudan en la cría de los pequeños” desvela el documentalista.

“Lo que estamos tratando de averiguar es cuál de nuestros comportamientos en biológico y cual es cultural. Porque si los titíes hacen esto, quiere decir que es algo genético. Y lo que quiero decir es que son cotillas, escuchan conversaciones entre otros simios, a escondidas. En esas conversaciones deciden si esos titíes son cooperativos o no, y eligen a los que son cooperativos” comenta el experto.

“Están valorando si son compañeros que ayudan o no. Y no es tan fácil solo con verlos actuar. Hay que estudiar su termografía. En su cara hay cambios de temperatura y han podido detectar en qué momento la temperatura corresponde a una emoción primal” comenta Fernando López-Mirones. “Los titíes aprenden a través de un lenguaje sónico que se ha demostrado que es muy desarrollado. Pueden saber si la hembra se independiza, si son colaborativos, si tienen un comportamiento negativo… Al final estas investigaciones son tan interesantes porque puede estar relacionado con nosotros” comenta el biólogo.