Poco a poco vamos viendo la luz al final del túnel para salir de esta pandemia sanitaria, pero hay un sector concreto de la población en el que ha dejado una huella muy difícil de borrar. Se trata de los jóvenes que comprenden la franja de edad entre los 10 y los 18 años, es decir, aquellos que se encuentran en la pre adolescencia, los que ya la están viviendo y los que están punto de tener o ya tienen la mayoría de edad.

Para analizar esto, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Celso Arango, ha hablado con Cristina en Fin de Semana y ha dado las claves del porqué está ocurriendo.

En el comienzo de la charla, Arango advertía que se trataba de una situación “muy alarmante” ya que organizaciones como la ONU y la OMS advirtieron hace más de un año que había que estar preparados “porque las peores horas de la pandemia iban a venir ahora con la salud mental”. Los jóvenes entre los 10 y los 18 años “están ocupando los servicios de urgencia de los hospitales”.

También ha puesto de manifiesto que “estamos viendo un incremento muy significativo de nuevos casos y de aparición de nuevos trastornos, siendo casos muy graves”. En este sentido, Arango ha remarcado que “el confinamiento han hecho mella con trastornos de conducta alimentaria de niñas muy pequeñas con un índice de masa corporal muy baja. Del mismo modo, ha señalado que “,muchos problemas que tienen que ver con ansiedad, sueño, etc.”.

¿Y cuáles son los mecanismos por los que se produce todo esto? Pues Celso Arango ha apuntado que muchas causas tienen que ver “con el desarrollo evolutivo y las cosas que le suceden a un adolescente sobre su futuro, la importancia que le da a todo, decisiones sobre la autonomía y distanciarse de los padres... y pensar que cualquier cosa que les afecte va a tener consecuencias a lo largo de su vida”.

Finalmente, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón ha hecho hincapié en que es un error "culpabilizar a los adoslecelentes de que se produzcan contagios entre ellos por hacer lo que están acostumbrados a hacer". Por lo tanto su mensaje ha sido el de que “los padres, familiares y convivientes deben estar atentos a esos signos tempranos de preocupación que indican el inicio del tratamiento”.