Recientemente se ha firmado un acuerdo de paz para la República Centroafricana. Parece una buena noticia, pero no es oro todo lo que reluce. El obispo de Bangassou, Juan José Aguirre, ha dado la voz de alarma.

Mons. Aguirre explica en una entrevista a la revista Vida Nueva que es el octavo acuerdo de paz firmado en dos años. Actualmente los rebeldes controlan el 80% del país y sólo el 20% restante está en manos del gobierno legítimo. La razón de que se haya firmado este último acuerdo es que la negociación fue impuesta por la comunidad internacional para salvar las apariencias.

Los que han obtenido una ventaja no son los ciudadanos de República Centroafricana sino los rebeldes, radicalizados y culpables de numerosos criminales, y casi ninguno centroafricano. Como explica este misionero comboniano español, obispo de Bangassou, estos grupos rebeldes están siendo armados por algunos países árabes, que a su vez compran armas en Estados Unidos.

Además, hay un nuevo factor de confusión en este endiablado tablero, porque Rusia ha entrado en el país para poner de nuevo en marcha las Fuerzas Armadas Centroafricanas. La aspiración de los rebeldes, que además pretenden que se les reconozca inmunidad para sus crímenes, es dividir al país en dos. Naturalmente, en su parte controlarían el 80% de las minas de diamantes, oro, cobalto, y mercurio. Por todo esto, Mons. Aguirre considera que al día siguiente de que su firma, el acuerdo ya era letra muerta.

Los perdedores son, una vez más, los habitantes pobres de África Central. El obispo Aguirre concluye poniéndose en manos de Dios para que transforme el corazón de los violentos, para que nadie reanude las hostilidades y para que todos busquen la paz.