La Iglesia no va a permanecer callada ante el escenario de miedo y de muerte que aflige a la República Centroafricana y han convocado una jornada de penitencia y oración el próximo domingo, 2 de diciembre.

El último episodio tuvo lugar el pasado día 15, cuando los refugiados acogidos en el obispado de Alindao fueron atacados por los guerrilleros islamistas Seleka que causaron 48 muertos, entre ellos dos sacerdotes, uno de ellos el Vicario general de la diócesis. Pero es sólo el último eslabón de una cadena de violencia que aflige a este país africano desde hace cinco años. Los obispos reunidos en una sesión extraordinaria han lanzado un llamamiento en el que invocan el primer artículo de la Constitución aprobada en 2016, que proclama que la persona humana es sagrada e inviolable, y se preguntan cuánta sangre deberá correr todavía antes de que la República Centroafricana pueda tener paz.

Con su gran autoridad moral el Cardenal Nzapalainga ha invitado a las autoridades políticas, al cuerpo diplomático, a los representantes de las instituciones internacionales, a los medios de comunicación y a la población en general, a una reunión en el Arzobispado de Bangui para restituir la verdad sobre estos crímenes inaceptables y odiosos perpetrados contra la población civil. Por otra parte, los obispos han pedido a la Iglesia y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que se abstengan de festejos este próximo 1 de diciembre, 60 aniversario del nacimiento de la República, y que dediquen el domingo 2 de diciembre a la penitencia y la oración en memoria de las víctimas del conflicto que desde 2012 ensangrienta a este país. La colecta en todas las iglesias del país será destinada a socorrer a los supervivientes de las masacres.