Y el Presidente de la Pontificia Academia para la Vida que ha participado en el Congreso Mundial de Bioética que han organizado los Hermanos hospitalarios de San Juan de Dios, ha pasado por 'El Espejo' de COPE. 

Monseñor Vincenzo Paglia ¿en qué ha cambiado en los últimos años la situación de todos los temas de la familia y de la vida y qué significa eso para el trabajo de la Academia? "El cambio de época es muy importante, podríamos decir repentino, porque en este momento de la historia por primera vez el hombre puede, por todos los progresos de la ciencia y de la cultura, el hombre puede disolver el vínculo radical siempre presente entre familia, vida, matrimonio, hombre y mujer. Por primera vez, este vínculo puede ser dividido y cada uno puede reconstruirlo a su imagen, por eso es importante recoger estos desafíos, tener en el espejo la imagen de un nuevo humanismo, de una nueva y más profunda cercanía entre hombres y mujeres".

Hace unos  años estábamos centrados en debates como el aborto, no es que haya desaparecido, ahora aparecen otros como como los úteros de alquiler, el transhumanismo ¿cómo afrontar estos desafíos cuando tantas certezas que estaban compartidas por todo el mundo, creyentes y no creyentes, ahora se disuelven? "El problema número uno hoy es la potencia de la técnica. Algunos filósofos franceses hablan de la técnica como la nueva religión de los tiempos modernos, es decir, que la técnica puede manipular radicalmente a la persona humana. Y la técnica no tiene amor, no tiene pasión, no tiene ética es encerrada en sí misma por eso nosotros tenemos que ser muy cuidadosos a poner un alma humanística en la técnica para evitar un poder sin alma, sin perspectiva", advierte el Arzobispo Paglia.

Se ha dado una renovación en la Academia para la Vida tanto en sus estatutos como en sus miembros, ¿cuáles han sido los criterios y cómo se relacionan esas decisiones con todo lo que nos está diciendo? " Nosotros no tenemos que hacer una guerra contra algunos, tenemos que construir un nuevo humanismo, no tenemos que ser separados de los otros. Es necesario llamar a todos los hombres de buena voluntad, a todos los que creen en la primacía del hombre a reflexionar juntos, también si somos de distintas culturas y creencias, de religiones, en este sentido la Academia tiene nuevos miembros también judíos, musulmanes, ortodoxos. Y los temas son los desafíos de la nanotecnología, el problema de la robótica, del genoma, cómo podríamos destruir la vida humana con lo nuclear, podemos destruir al hombre con un desastre ecológico, con un desastre antropológico. Estamos todos en el mismo barco y con todos tenemos que crear una nueva alianza para defender y promover, defender al hombre como centro del universo, de la vida y de la sociedad" defiende Monseñor Vincenzo Paglia.

Habrá tenido que escuchar a gente que se asusta o que tiene reticencias porque esta nueva perspectiva implicaría no tener una propuesta clara  de lo que es la propuesta moral cristiana en un contexto descristianizado, le pregunta José Luis Restán a lo que responde el Arzobispo Paglia que  "es un miedo infantil, yo soy un gran convencido de que el Evangelio es una propuesta clara, fuerte e importante. Es exactamente lo contrario, no nos podemos alejar del mundo,  tenemos que iluminar con el Evangelio todo el mundo a los católicos y a todo el mundo porque estamos en el mismo barco, nos podemos salvar solamente todos juntos este es el ministerio de una Iglesia en salida con el Papa Francisco".

Usted ha sido testigo de los últimos tres pontificados y de cómo se ha desarrollado la implicación de la Iglesia en todo este campo, ¿cómo ve la continuidad desde San Juan Pablo II que crea la Academia hasta Francisco pasando por Benedicto XVI?  "Tenemos que tener muy unidos la verdad con la caridad y con la globalización, en esto hay una evolución. La intuición de Juan Pablo II sobre la importancia de la familia con la vida hoy aparece con una claridad increíble; papa Benedicto nos ha dicho que verdad y caridad tienen que ir juntas y papa Francisco nos dice que la caridad es la luz que tiende a iluminar la verdad de la vida humana en un mundo globalizado, complejo y difícil en un momento difícil en el que no hay que dividir sino unirse y la Iglesia es la sierva de la unidad del género humano. El verdadero momento de la gran revolución de la Iglesia es presentar el evangelio de siempre en un lenguaje comprensible en un mundo de hoy"