La religiosa Belén Gómez Valcárcel, misionera en este país del Extremo Oriente, ha calificado al pueblo filipino como un pueblo generoso y muy compasivo, "abierto a Dios; con mucha capacidad para reinventarse y levantarse una y otra vez después de grandes dificultades".

Ha explicado que una de las cosas que más le llama la atención es la capacidad de los filipinos para dar gracias a Dios por todo lo que tienen.

Belén Gómez es religiosa de los Servidores del Evangelio de la Misericordia y trabaja en la diócesis de Lingayen-Dagupan, al norte de la isla de Luzón, en la región de Pangasinan.

"La zona en la que nosotras estamos es muy rural. La gente vive del campo y de la pesca. En la misión tenemos una opción preferencial por los jóvenes, que tienen que trabajar para poder estudiar".

Esta misionera cuenta que los jóvenes filipinos admiran a los de otros países como Corea, con más poder adquisitivo, pero se dan cuenta de que ellos sufren otras pobrezas y tienen un índice altísimo de suicidios.

Uno de los principales proyectos de los Servidores del Evangelio y la Misericorida es uno en el que se trabaja la reconciliación entre los jóvenes japoneses, coreanos y filipinos.

Respecto al año 2021, en el que las comunidades conmemorán los 500 años de la llegada de la fe al archipiélago, la misionera ha dicho que los están viviendo como un momento de purificación en el que "los jóvenes hanhecho una llamada a la Iglesia para que se les tenga más en cuenta.

Belén Gömez Valcárcel cuenta su día a día como misionera en Filipinas en la sección "Desde la misión" del semanario "Alfa y Omega".