La Delegación Diocesana de Migraciones de Tánger ha puesto en marcha una acción de emergencia para aliviar la situación de la población emigrante que permanece en la zona norte de Marruecos sin medios para protegerse frente al coronavirus ni para cubrir sus necesidades más básicas de alimentación e higiene.Por su situación geográfica, esa región es un punto de concentración de emigrantes que pretenden llegar a la Europa.

La mayoría son de origen subsahariano, aunque hay un incremento de los procedentes de Yemen, Afganistán, Siria y Egipto. Su estancia en Marruecos es siempre muy complicada, tanto por las medidas gubernamentales de política migratoria como por el estado psíquico y físico en el que llegan tras durísimos viajes. A raíz de las medidas adoptadas por el gobierno marroquí para evitar la propagación del coronavirus, su desprotección se ha agravado, y los pocos medios que tenían para acceder a los alimentos, agua, y productos de higiene, ahora son inexistentes.

Con el fin de ayudar a las personas emigrantes en esta situación, Manos Unidas ha puesto en marcha un proyecto de emergencia valorado en 30.000 euros, que permitirá a la Delegación de Migraciones de la diócesis de Tánger comprar alimentos como arroz, azúcar, harina, aceite, conservas, alubias y leche en polvo, así como material para prevenir el contagio (guantes, gel hidroalcohólico, mascarillas, bolsas de basura y detergente), así como kits de higiene para bebés y mujeres.

También se proveerá de mantas y lonas de plástico a los campamentos en los que se agrupan unas cinco mil personas. Este es uno de los proyectos de emergencia lanzados por Manos Unidas con motivo de la expansión del coronavirus en los territorios donde esta organización católica lleva a cabo su actividad de cooperación al desarrollo.