75.000 personas mueren cada año en España con sufrimiento intenso sin recibir los cuidados paliativos que necesitan. Para ellos la alternativa no es subrayan desde la Organización Médico Colegial la eutanaisa sino una Ley que desarrolle esta atención al final de la Vida en todo el país sin depender de lo que estipule cada Comunidad Autónoma.

Actualmente menos del 50 por ciento de las personas que lo requieren reciben cuidados paliativos en nuestro país y la atención depende del lugar de residencia. Lo prioritario es desarrollar este sistema como reclama Marcos Gómez, una de las voces más autorizadas en este tema en España. Considera que el primer paso en el Congreso para regular la eutanasia es irresponsable, un fracaso para la sociedad y un peligroso retroceso.

“Siempre fue el santo y seña de la izquierda y del progresismo atender, cuidar, proteger a las personas más desfavorecidas, más pobres, más indefensas y más enfermas y lo que es reaccionario es acabar con ellos” subraya Gómez que coordina el Observatorio de Atención al Final de la Vida en la Organización Médico Colegial (OMC).

Solo después puede haber libertad porque, de momento, “están haciendo inmediatamente una ley de Eutanasia y entonces esas 75.000 personas no pueden elegir entre ver aliviado el dolor o morir, solo pueden elegir la eutanasia o sufrir porque no tienen otra alternativa” señala.

También requieren atención las personas con discapacidad: 100 de ellas mueren cada día sin las ayudas a las que tienen derecho. Lo recuerdan desde la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (FAMMA) que piden menos propuestas de suicidio asistido y más apoyo a sus necesidades vitales: prestaciones, un adecuado acompañamiento y que se alivie su dolor.

Todos tenemos miedo a sufrir pero en Moncloa se suceden los Gobiernos y ninguno desarrolla una Ley de Cuidados Paliativos. Tampoco existe esta especialidad en Medicina y la atención que obtienen los pacientes varía mucho de una comunidad autónoma a otra.

Ponerla en marcha requiere, según explican los médicos, de sensibilidad, inversión y organización. En cuanto al coste señalan que la eutanasia se plantea como una opción gratuita. Algo que en un país presionado por el pago de las pensiones y del gasto sanitario “da miedo” porque quizás no inicialmente pero sí en un futuro la eutanasia puede convertirse en una forma de ahorrar. No en vano, recuerdan, el 75 por ciento del gasto sanitario se concentra en los cinco últimos años de vida de una persona.

Los facultativos recuerdan su derecho inviolable a la objeción de conciencia porque como explica Gómez ven en la eutanasia "el cambio más dramático de la historia de la medicina, el que obliga por primera vez a los médicos a gestionar la muerte del paciente".