Treinta y siete días detenido. Durante ese tiempo el Padre Toño explica que "nunca me he sentido culpable y he tenido muy libre mi conciencia". Así se ha expresado en La Mañana de COPE que se ha sentido "acosado fiscalmente y tratado sin derechos como las personas a las que he ayudado allí".
Llegó con 22 años recién cumplidos, en el año 2000, y lo hizo para poner en marcha políticas de atención y reinserción en un país que recuerda "es el cuarto más violento del mundo con tres homicidios diarios y cuatrocientos anuales".
Con un espíritu positivo, el Padre Toño recuerda los quince años de trabajo en El Salvador donde se ha sentido "siempre más parte de la solución que del problema".Ahora en España cuenta que se va a dedicar a la contemplación y la escritura, "estaré en muchos lugares, me dedicaré dos años a escribir, a pensar y a somatizar mi experiencia".
Aún no ha tenido tiempo de echar de menos su labor en El Salvador pero reconoce que pronto tendrá síndrome de abstinencia en lo que se refiere a ayudar a los jóvenes de allí. Por ello hace un llamamiento: "le pido al mundo y a la sociedad que persistan donde no hay cultura de derechos humanos e invito a la gente para que se siga humanizando el mundo".
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El sacerdote prisionero en El Salvador, liberado después de un mes