¿Tristeza sin motivo? Podría haber un problema en tu cerebro y así puedes detectarlo
La psicóloga María Jesús García Valero, en Vista Clinic, ofrece una serie de pautas para cuidar del órgano más importante

¿Tristeza sin motivo? Podría haber un problema en tu cerebro y así puedes detectarlo
Murcia - Publicado el - Actualizado
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¿Te sientes apagado, triste o confundido sin una razón aparente? Puede que no se trate simplemente de un bajón emocional. Según María Jesús García Valero, psicóloga especializada en neuropsicología clínica en Vista Clinic, en muchos casos, detrás de esos síntomas hay un origen cerebral que conviene evaluar.
Allí, García Valero atiende a personas con problemas que, en muchas ocasiones, no saben si son de origen psicológico, neurológico... o ambos. El trabajo multidisciplinar hace que los avances sean mucho más rápidos y eficaces.
“La neuropsicología es el puente entre lo neurológico y lo psicológico”, explica. “Estudiamos cómo funciona nuestro cerebro y cómo ese funcionamiento se refleja en nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos”.
Cuando el problema no es "solo psicológico"
García Valero señala que muchas personas llegan a consulta sin saber exactamente qué les pasa. Algunas piensan que están deprimidas, otras que son vagas o que simplemente “se están volviendo locas”. Pero, en realidad, pueden estar experimentando síntomas que tienen su raíz en alteraciones del funcionamiento cerebral.
“Ponerle nombre a lo que te pasa es un gran alivio”, afirma. “Entender que no eres vaga, sino que tienes un déficit de atención; que no te estás volviendo loca, sino que hay un deterioro en memoria que no te deja ubicarte… Todo eso se puede tratar. Y saberlo ya es un primer paso para empezar a recuperar el control”.
La clave está en una correcta evaluación neuropsicológica. “Aplicamos pruebas objetivas que nos ayudan a comprender qué funciones del cerebro están bien y cuáles no tanto, y cómo eso afecta a la vida diaria”, detalla la especialista. “Nuestro objetivo es ayudar a encontrar claridad y comprender el origen de los síntomas”.

María Jesús García Valero, en COPE
De la escucha activa a la esperanza
El proceso comienza con algo aparentemente sencillo: escuchar. “La capacidad de escucha es fundamental en nuestro trabajo. A partir de ahí diseñamos estrategias terapéuticas individualizadas para ayudar a cada persona a recuperar o compensar sus dificultades”.
La neuropsicología aborda desde enfermedades neurológicas como el Alzheimer o un ictus, hasta trastornos del neurodesarrollo como el TDAH o el autismo. Pero también se ocupa de problemas cotidianos como la ansiedad, la dificultad para organizar el pensamiento o la toma de decisiones.
“Muchas veces, detrás de un proceso de ansiedad o depresión hay también un agotamiento cognitivo”, señala. “Y este puede ir acompañado de problemas de percepción, memoria o atención, que no siempre identificamos como tal”.
De hecho, destaca que algunas alteraciones cognitivas pueden incluso afectar a la forma en que percibimos el mundo a través de nuestros sentidos, como la vista o el oído. “Realizamos estudios visoperceptivos, visomotores, constructivos… Es esencial saber cómo representa el individuo el mundo que le rodea”.
La tristeza como síntoma neuropsicológico
Y ahí entra la neuropsicología, no sólo para diagnosticar, sino también para acompañar emocionalmente. “Mi trabajo no es solo con lo orgánico. Va más allá: trabajo con lo que nos hace profundamente humanos. Trabajo con la esperanza, con la fe en que podemos volver a estar bien”.
García Valero insiste también en la importancia de la prevención. “El cerebro necesita estímulo, amor, movimiento, buena comida… pero también descanso”, explica. “Vivir con curiosidad, establecer vínculos emocionales enriquecedores y no abusar del estrés son pilares básicos para cuidar nuestro cerebro”.
También alerta de dos enemigos silenciosos: la soledad y la rutina. “Pasar épocas muy largas en soledad o con una rutina constante son, para mí, los peores enemigos del cerebro”.
Cuando se le pregunta qué es lo que más le gusta de su profesión, la respuesta de María Jesús es clara: “Ver a alguien recuperar la confianza en sí mismo, volver a tener una sonrisa en la boca… es importantísimo. No llega de golpe, lleva semanas o incluso meses de trabajo, pero se puede”.
Su labor no solo cambia vidas individuales, sino también entornos enteros, porque cómo se siente una persona afecta claramente a quienes le rodean. Atender a nuestra salud mental y cerebral es fundamental para una vida plena.