Pipper on tour ha llegado a Cartagena y el propio Pipper y Pablo Muñoz, su humano, han estado en la radio. Para no faltar a la verdad ha sido difícil entrevistar al prota, porque no ha dicho ni guau por no molestar. Quizás se suban tanto los seguidores en las redes sociales por ser tan bueno, habrá que probar. Pablo y Pipper van viajando por España desde hace nueve meses. 

Es el primer influencer canino de España y tiene más de 50.000 seguidores en las redes (Instagram y Facebook). Ha sido una de las estrellas de la última edición de Fitur, en Madrid. Ya ha recorrido 14 Comunidades Autónomas, 15.000 km y 30 destinos durante su vuelta a España. Su misión es impulsar el turismo con mascota.

Ha sido amor a primera vista con Cartagena, pero...querer no es siempre suficiente. Las puertas en Cartagena están muy limitadas para que nuestro amigo canino pueda disfrutar de los encantos de una ciudad que enamora. A favor, las playas caninas de la zona de Mazarrón. En contra, una ordenanza que no permite muchas cosas que Pipper y Pablo pueden hacer juntos en otras ciudades.

Pipper es más reservado, aunque posa genial, y no quería hablar mal de nadie. Así, Pablo nos ha contado los deberes de Cartagena para ser recomendable en este tipo de turismo. "Si vas a tomar un café por la mañana y hace frío tienes que tomarlo en la terraza helado de frío". Ese es solo el comienzo del día en un lugar que consideran privilegiado. Se puede ir al Corte Inglés, pero la ordenanza impide que comas o cenes en un restaurante con las mascota.

Solo hay un hotel que permite su acceso, mientras que en España hay un 20% y la media europea del 40%. Los perros educados tienen restaurantes amigos en otras ciudades y HOSTECAR lo ha solicitado. Poder escoger. En el transporte madrileño ya pueden viajar, con unas condiciones y siempre con bozal y correa, aquí tampoco pueden desplazarse, como sí en Mallorca.

Pipper no puede disfrutar de los yacimientos turísticos de Puerto de Culturas y contrasta con su reciente visita a Ampurias. Van a visitar Calblanque y les queda pasear, porque poco más pueden hacer sin separarse.