Está en la cola de un supermercado de Bilbao y se sorprende con la reacción de los clientes: "Pagando con efectivo"
Montse relata lo sucedido mientras iba a pagar su compra con otra persona que estaba delante y cómo el tiempo que estaba invirtiendo mucho tiempo en la operación

Montse en el vídeo
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Una escena aparentemente cotidiana en un supermercado de Vizcaya se ha convertido en motivo de reflexión sobre la falta de empatía y el ritmo frenético de nuestra sociedad. Montse Ochoa, conocida en redes sociales por su perfil @unamamidentista, relató su experiencia mientras hacía la compra y se topó con una situación que, lejos de pasar desapercibida, reveló un comportamiento colectivo que invita a pensar.
“La persona delante de mí ha pagado en efectivo, por ejemplo, 42,50 € en billetes de cinco y en monedas”, cuenta Montse en un vídeo que rápidamente se ha hecho viral. Lo que vino después fue lo que más le llamó la atención: una reacción en cadena de nerviosismo, miradas de reproche y suspiros de impaciencia por parte del resto de los clientes.
El estrés como norma social
Montse describe cómo, tras ver que el pago se alargaba, empezó a fijarse en el ambiente que se generaba alrededor: “La cajera se ha empezado a agobiar. Alrededor mío, la gente se estaba poniendo tensa”. Uno de los clientes, más atrás en la cola, incluso señaló que otra caja avanzaba más rápido. Una actitud que para ella revela un mal más profundo: la pérdida de paz interior por situaciones que no controlamos.

Comida en la cinta transportadora en la caja del supermercado
En este caso, quien pagaba era un hombre extranjero, que se llevó productos de higiene básicos y tuvo que devolver parte de la compra al ver que no le alcanzaba el dinero. “Ha pedido perdón al final”, añade Montse, visiblemente afectada, “pero tampoco es su culpa. Ha intentado hacerlo lo más rápido posible”.
Y es aquí donde surge la reflexión que ha calado entre miles de personas en redes: “Nos lo tenemos que hacer mirar. Porque esa situación ya te estropea el día entero”.
En realidad, pagar en efectivo no solo es legal, sino también un derecho protegido por el Banco de España. Sin embargo, en muchos entornos cotidianos, parece que el efectivo es percibido como una molestia, un retraso innecesario, cuando en realidad es una herramienta fundamental para muchas personas que no tienen acceso a tarjetas o simplemente prefieren controlar mejor sus gastos.
Una ola de apoyo
La historia contada por Montse ha generado una avalancha de comentarios de apoyo. Usuarios como una usuaria afirmaban tajantes: “Soy española y siempre pago en efectivo. Al que le moleste, que se aguante”. Otros, como otra usuaria, que trabaja como cajera, sentenciaban: “Cada uno que espere su turno, cada uno paga con lo que puede y quiere”.
Y no son casos aislados. Muchos recordaban cómo durante el apagón tecnológico de hace unos años, quienes llevaban efectivo pudieron seguir comprando con normalidad. “Nos quieren controlar en todo”, decía una usuaria, recordando ese episodio.
A nivel económico, el uso del efectivo también tiene implicaciones positivas. Algunas personas comentaban que les ayuda a ahorrar. “Desde que pago en metálico, todos los meses consigo ahorrar”, apuntaba otro usuario. Además, existen movimientos en defensa del dinero físico que alertan sobre los riesgos de un sistema completamente digitalizado.

Efectivo en mano del cliente que paga en el supermercado
La historia que presenció Montse en un supermercado de Vizcaya es solo un ejemplo de lo que ocurre cada día en muchos comercios. Una llamada de atención sobre cómo la falta de empatía y el exceso de prisa nos deshumanizan. “Nos hemos vuelto muy egoístas”, decía una usuaria. “El ritmo de vida ha cambiado. Antes mi madre iba a comprar y era una terapia, ahora todo son prisas”.
Tal vez no se trate solo de pagar más rápido, sino de recuperar el valor del momento presente. Y, como recuerda Montse, “intentemos no perder la paz por una situación que no depende de nosotros”. Una lección inesperada entre bolsas de compra, monedas y miradas impacientes.