Iván Ramos Torrano coincide con uno de los etarras asesinos de su madre tres días a la semana

Tenía 13 años cuando ETA atacó con cócteles la casa del pueblo de Portugalete matando a su madre e hiriendo de gravedad a su padre

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Iván Ramos Torrano: "ETA mató a la persona que más amaba en ese momento. Era mi espejo, mi diosa"

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La noche del 25 de abril de 1987 un grupo callejero de apoyo a ETA lanzó varios cócteles molotov contra la sede socialista en Portugalete. Era el último fin de semana de Semana Santa y los responsables del bar de la casa del pueblo pidieron permiso para cerrar un poco más tarde. El bar se convirtió en un infierno. A Maite Torrano le cayó un cóctel que le provocó quemaduras en la cabeza, cuello, extremidades. Su marido, Jesús Ramos, intentó apagar las llamas con sus brazos. Maite murió tres días después y su marido resultó gravemente herido.

A Félix Peña Mazagatos, también en el bar aquella noche, le cayó otro de los artefactos incendiarios a los pies. También murió a los días a consecuencia de las heridas. “Aquel día se conmemoraba el 50 aniversario del bombardeo de Gernika y algunos lo celebraron así” cuenta Iván Ramos Torrano.

El hijo de Maite y Jesús tenía 13 años. Estaba de vacaciones en casa de unos amigos en un pueblecito de Burgos y se enteró de lo sucedido a través de la televisión. "En aquellos años no había móviles y en casa de mi amigo ni siquiera había teléfono fijo. Tuvimos que bajar a la cabina de la carretera general del pueblo para llamar", recuerda Iván.

Al llegar al hospital de Cruces a Iván no le dejaron ver a sus padres por la gravedad de las heridas que presentaban. A su madre no la volvería a ver. “Me despedí de ella 15 días antes y no la volví a ver”.

La huella que deja algo así es imborrable reconoce Iván, “me quitaron a la persona que más he amado en mi vida. Era mi diosa, mi espejo. Si yo quería parecerme a alguien, era a ella”.

Iván se siente orgulloso cada vez que alguien le habla de su madre porque todo el mundo habla bien de ella. “Era una luchadora, activa, amiga de sus amigos y tenía un gran corazón”.

Maite Torrano en una manifestación en Portugalete

La vuelta al colegio de Iván después de la muerte de su madre fue muy dura y más teniendo en cuenta que el hermano de uno de los autores del atentado iba a su misma clase.

La sed de venganza le ha acompañado a Iván hasta hace no muchos años. El partido socialista les llegó a poner escolta “no por lo que nos pudieran hacer a mi padre y a mí, sino por lo que pudiéramos hacer nosotros” reconoce.

Hoy en día, Iván coincide tres días a la semana con uno de los asesinos de su madre en los entrenamientos de fútbol de sus hijos. “Es muy duro. No puedo ni olvidar ni perdonar, pero hago todo lo posible para que mi hijo no se entere”. Iván se pregunta muchas veces por qué “ellos sí pueden disfrutar de su madre y abuela y nosotros no”.

El hijo de Maite Torrano se siente querido por la sociedad a la que está agradecido por las muestras de cariño que ha tenido y sigue teniendo hacia su madre. Lo de la clase política es otra cosa. Lo mejor que pueden hacer, dice Iván, es dejar a las víctimas en paz.

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