Víctimas covid-19: eucaristías en Euskadi el día de Santiago Apóstol

Misas en Bilbao, San Sebastián y Vitoria

Misa en Vitoria por los fallecidos en la pandemia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

9 min lectura

Este sábado 25 de julio, día de Santiago Apóstol, han tenido lugar las ceremonias religiosas en Euskadi en memoria de los fallecidos durante la pandemia :

- En Bilbao, a las 12:00 h, en la Catedral de Santiago y presidida por el obispo de la ciudad, D. Mario Iceta.

- En San Sebastián, su obispo, D. Ignacio Munilla, ha llevado a cabo el acto a las 18:00 h en la Catedral del Buen Pastor.

- En Vitoria-Gasteiz, D. Juan Carlos Elizalde ha ofrecido el recuerdo a las 12:30 h en la Catedral de María Inmaculada ( o Catedral Nueva )

UNA DE LAS CEREMONIAS HA SIDO EN VITORIA

El Obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde, ha presidido este sábado la eucaristía especial en memoria de los fallecidos durante la pandemia en una ceremonia que ha contado con familiares y amigos así como de una representación institucional y del tejido social alavés. Monseñor Elizalde también ha recordado a los fallecidos cuyos cuerpos no han sido reclamados por ninguna persona alertando del “drama de la soledad de muchos de nuestros mayores”.

Ha comenzado a las 12:30h, presidida por el Obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde, y concelebrada por el Vicario General, D. Carlos García Llata y 20 sacerdotes, la misa se ha desarrollado con la solemnidad de este tipo de actos donde los difuntos están en la mente y oración de los presentes en el templo.

Las peticiones han corrido a cargo de familiares, personal sanitario, personal docente y representantes institucionales, donde se ha recordado a todos los profesionales que estuvieron en primera linea en marzo y abril. 25 de junio de 2020.

Las primeras palabras del Obispo han sido hacia los familiares y amigos de las personas fallecidas durante la pandemia en Álava. D. Juan Carlos ha querido que, además de “rezar intensamente esta mañana por sus seres queridos”, sintieran también esta eucaristía como “un abrazo lleno de amor” por parte de toda la sociedad hacia ellos, asegurando que “en la Iglesia tienen el consuelo, la escucha y el acompañamiento en este trance tan duro especialmente en estas circunstancias”. Aunque el aforo permitido era mayor, desde la organización han considerado limitarlo más por evitar aglomeraciones y garantizar así la distancia interpersonal.

En total han sido 446 las personas que ha llenado los bancos del templo más grande de la ciudad. Entre ellos, familiares y amigos de las personas fallecidas y autoridades de la sociedad alavesa y representantes institucionales, entre quienes estaban el Alcalde de VitoriaGasteiz y el concejal de Hacienda y Teniente de Alcalde, Gorka Urtaran e Iñaki Gurtubai; el Diputado General y la Teniente de Diputado General, Ramiro Gonzalez y Pilar García de Salazar respectivamente así como el Diputado Foral de Políticas Sociales, Emilio Sola; el Presidente de las Juntas Generales, Pedro Elosegi; el Subdelegado del Gobierno en Álava, Carlos Zapatero; el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Álava, Kepa Urigoitia; la presidenta del Colegio Oficial de Enfermería, Hosanna Parra; el presidente de la Asociación de pensionistas, jubilados y viudas de Álava “Las Cuatro Torres” Felix Ortiz de Zárate; la presidenta de la Federación de Casas Regionales en Álava, Mónica Calvo; la presidenta de Cardioalianza, Maite San Saturnino y representantes del mundo de laboral como la Fundación San Prudencio, Mercedes-Benz, Mercadona y El Corte Inglés. También han estado presentes representaciones de las cofradías de La Virgen Blanca, Estíbaliz, San Prudencio, Penitenciales de Semana Santa y de la Hospitalidad de Lourdes. Asimismo han acudido una representación de los cuerpos policiales y militares presentes en Álava y que estuvieron en primera linea para frenar los contagios entre la población.

La primera lectura ha corrido a cargo de Mª Paz Marroquín, carmelita-vedruna – comunidad responsable de los colegios del Sagrado Corazón y Niño Jesús– muy golpeada por la Covid-19 y la segunda lectura ha sido leída por Sor Daniuska, una de las religiosas sanchinas, comunidad llegada hace poco a nuestra ciudad, y, como licenciada en medicina, nueva responsable desde hace un mes de la Pastoral de la Salud en los Hospitales de Vitoria-Gasteiz, quien atiende enfermos y los acompaña. Tras la lectura del Evangelio ha llegado la homilía del Obispo.

Dividida en tres partes, D. Juan Carlos ha vuelto a dirigirse a las familias en primer lugar para luego agradecer la asistencia a autoridades y demás fieles. “Por culpa del coronavirus hemos perdido a cientos de personas en nuestro Territorio, miles en nuestro país, con nombres y apellidos, entre ellas a muchísimos mayores con experiencia y sabiduría, y no hemos podido estar junto a nuestros seres queridos. Nos hemos reunido en esta celebración de la Eucaristía para orar por nuestros hermanos que han fallecido con motivo de la pandemia de la Covid-19, que aún estamos sufriendo y que asola a todos los pueblos de la tierra” recordando que “homenajear y rezar por los fallecidos supone también no bajar la guardia y actuar responsablemente”. Monseñor Elizalde también ha querido recordar a los fallecidos cuyos cuerpos no han sido reclamados. “En ellos volvemos a ver el drama de la soledad de muchos de nuestros mayores, una terrible situación a la que debemos buscar solución entre todos. Conocíamos esta semana los primeros números de estos fallecidos sin familiares o amigos conocidos y que no han encontrado despedida de ningún tipo. Hoy también oramos por ellos”. D. Juan Carlos ha puesto el ejemplo de la madre de Jesús para recordar la tarea del personal sanitario y cuidadores de residencias, tan importantes en los días más difíciles: “Santa María, la Madre Dolorosa, junto a la Cruz ha acompañado no sólo a su hijo divino, sino a todos y cada uno de sus hijos que han muerto, muchos de ellos en la soledad más absoluta por exigencias sanitarias, lejos de sus familias, solos y aislados. Sin besos ni abrazos de consuelo, se han ido en silencio. Nunca hubiéramos pensado que la triste noticia de la muerte de un ser que amamos haya podido ser tan dura, dejándonos con lágrimas y suspiros de impotencia. La Virgen María estaba ahí, como una buena madre, que nunca abandona a sus hijos. Ella siempre auxilio de los cristianos, consoladora de los afligidos en las manos de médicos, enfermeros y cuidadores de Residencias de mayores. Las verónicas de nuestros días que han limpiado el rostro de tantos enfermos y que han cogido su mano cuando más la necesitaban. Gracias cuidadores, enfermeras y médicos.”

El Obispo ha recordado la solidaridad y valentía de muchísimas personas ante lo desconocido y peligroso: “Personal sanitario y quienes trabajan en hospitales y farmacias, los transportistas, los empleados de supermercado, las personas de limpieza, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, los docentes, los periodistas, los voluntarios de Cáritas, Berakah, y otras muchas organizaciones sociales y parroquiales, los sacerdotes, los religiosos y religiosas, los padres y madres, los abuelos y abuelas… no han vivido para sí mismos en estos meses, sino para los demás. Ese esfuerzo es reconocido por la sociedad y por la Iglesia y a todos los que estuvieron en los momentos más duros y complicados en marzo y abril, gracias. Todos salimos a aplaudiros día tras día porque era lo mínimo que podíamos hacer desde el confinamiento. El Señor de la Misericordia os guarda en su Corazón por vuestra tarea llena de valentía y determinación”. Agradezco a las instituciones civiles y eclesiales su liderazgo en la pandemia. A la Administración pública y a las iniciativas privadas, gracias por estar a la altura en los momentos dramáticos que hemos vivido. A Policía Local, Ertzaina, Policía Nacional, Guardia Civil, Ejército y bomberos, hoy presentes aquí, gracias por protegernos.

D. Juan Carlos ha proseguido recordando que “Jesús es el primero que quiere compartir la vida con nosotros. Tiene experiencia de dolor y en la pandemia ha llegado Él donde no podíamos llegar nosotros. Él ha compartido la suerte de nuestros enfermos y de nuestros difuntos. En Él está el ejemplo de la vida humana, de toda vida humana que nace, vive, sufre y muere. Por eso miramos esta mañana a Jesucristo. Él mismo ha tocado esta realidad humana de la muerte; ha pasado por esa misma experiencia y lo ha hecho padeciendo y muriendo por amor hacia todos y cada uno de nosotros. Y, resucitando, ha vencido la muerte. Nadie más que Él ha vencido la muerte. Y la ha hecho para siempre y para abrirnos el camino de la vida eterna”. Para aportar más luz sobre el misterio de la muerte y resurrección, D. Juan Carlos Elizalde expuso estas palabras del Papa San Juan Pablo II: "Nuestros difuntos viven con Cristo, después de haber sido sepultados con Él en la muerte. Para ellos el tiempo de la prueba ha terminado, dejando el puesto al tiempo de la recompensa. Por esto, a pesar de la sombra de tristeza provocada por la nostalgia de su presencia visible, nos alegramos al saber que han llegado ya a la serenidad de la patria celestial”. ”La Resurrección de Cristo es el acontecimiento más importante de la Historia de la Humanidad. Es tan real, que quienes fueron testigos, esos pocos que estaban tan tristes por su muerte, salieron valientemente y alegres a todo el mundo a comunicar lo que allí pasó. Los primeros cristianos entregaron hasta su vida por comunicar la gran noticia para todas las generaciones de hombres y mujeres” Recordando las palabras del Papa Francisco en San Pedro donde hablaba de cómo la pandemia ha desenmascarado nuestra vulnerabilidad y dejado al descubierto nuestras falsas y superfluas seguridades, con las que construimos nuestros proyectos, agendas, rutinas y prioridades, el Obispo de Vitoria ha añadido que “no podemos ni debemos volver a los antiguos prejuicios, a las antiguas rivalidades y divisiones superfluas, a esas agendas que nos despistan de la familia, de los amigos y de los más necesitados de nuestra sociedad” pidiendo a todos aunar esfuerzos: “Es hora de un gran pacto entre todos que evite que el edificio se venga abajo. Tenemos las herramientas y la capacidad para salir adelante. Administraciones Públicas, Empresa, Sindicatos, todos a una priorizando la protección social responsable, en especial de los más vulnerables. Monseñor Elizalde también ha querido recordar a quienes huyen de más peligros: “No nos olvidemos tampoco de los migrantes y refugiados. Si nosotros hemos estado y estamos amenazados por el virus, los inmigrantes sufren ya condena. Acojamos ahora más que nunca. Todos estamos en la misma barca. No les dejemos también ahora a la deriva en este inmenso mar turbio y aún lejos de tierra firme”. Su homilía la ha finalizado pidiendo que “oremos intensamente por los fallecidos y también por los contagiados y los hospitalizados”.

Este sábado y domingo todas las eucaristías en todas las parroquias de la Diócesis tendrán esta intención. En el momento de las peticiones han sido siete los lectores, representando a los familiares de los fallecidos, el personal sanitario, a los alumnos y personal docente y al conjunto de los profesionales que estuvieron en la primera linea en los meses de marzo y abril. La celebración finalizó con el Obispo despidiendo uno a uno a los familiares y a las autoridades que han estado presentes en esta eucaristía en memoria de los fallecidos por la pandemia.

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Con Ángel Expósito

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