MISA CRISMAL Diócesis Vitoria

El Obispo de Vitoria ha presidido la tradicional Misa Crismal del Miércoles Santo en la Catedral Nueva

Han asistido más de 150 sacerdotes y medio millar de fieles

Misa Crismal

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El Obispo de Vitoria ha presidido la tradicional Misa Crismal del Miércoles Santo en la Catedral Nueva a la que han asistido más de 150 sacerdotes y medio millar de fieles.

En la celebración, D. Juan Carlos Elizalde ha bendecido los oleos que se repartirán por todas las iglesias y con los que se bautizará, confirmará, consagrará y se hará la unión de enfermos durante los próximos 12 meses.

El acto ha tenido lugar a las 11:00h en la Catedral de María Inmaculada. A ella han acudido más de 150 sacerdotes diocesanos y medio millar de fieles que también se han sumado a este día previo al Triduo Pascual.

La Misa Crismal es una cita importante por tres motivos:

El primero, por simbolizar la comunión de los sacerdotes con el Obispo al acudir estos masivamente desde varios puntos de la ciudad como de la zona rural alavesa. También por ser la misa anual donde el Obispo bendice los Santos Oleos, depositados en tres grandes vasijas, y que se repartirán por todas las parroquias para ser usados durante los próximos 365 días en bautizos, confirmaciones, consagraciones y unciones de enfermos. Y por último los sacerdotes renuevan en ella las promesas sacerdotales que hicieron el día en que se ordenaron tras superar su formación en el Seminario.

“En la duda libertad, en lo necesario unidad y en todo caridad”. Con esta frase adjudicada a San Agustín ha comenzado su homilía D. Juan Carlos Elizalde dirigiéndose a todos los sacerdotes presentes. “La Misa Crismal muestra con especial fuerza que sin comunión con el Obispo no hay Iglesia Católica ni comunidad eclesial”, mientras que “en cambio, en la comunión de la Iglesia, toda creatividad, participación y responsabilidad genera crecimiento y una fecundidad armoniosa”. El Obispo ha recordado que “cuando participamos de la unidad de lo esencial, las diferencias nos enriquecen y complementan”. En este sentido ha subrayado que “corresponde al Obispo, en primer lugar, velar por esa unidad, que se concreta en el magisterio y en la tradición la Iglesia, en la disciplina eclesial y en la manera de celebrar los sacramentos”, y ha solicitado que “las comunidades vivan esta unidad en lo esencial”. “Después de 7 años –ha dicho– me siento respetado y reconocido en lo que propongo, porque estoy planteando lo que es vinculante y común a toda la Iglesia”.

En este punto ha hecho una advertencia. “Tampoco temo pagar el precio que supone la fidelidad eclesial: la cruz”, en referencia a “algunas singularidades en nuestra Diócesis y en nuestro presbítero problemáticas no por su singularidad sino porque no comparten algo o mucho de la unidad en lo esencial”.

Tras disertar sobre la unidad, Monseñor Elizalde ha tratado la diversidad en la Iglesia. “Nadie tiene la receta mágica en temas de familia, jóvenes o vocaciones”, en alusión a imponer una uniforme corriente eclesial. Ante la crisis en el sacerdocio alavés, el más envejecido de España, ha querido dedicar un espacio en su homilía a la presencia de curas de otros países o provincias. “Los sacerdotes venidos de otras latitudes o con carismas nuevos son una riqueza grande y no marcan una dirección diocesana en la que no cabríamos todos”. Asimismo ha afirmado que estos sacerdotes “iluminan una universalidad que pulveriza la uniformidad y nos empuja a formas nuevas y creativas” donde “también ellos serán enriquecidos por la tradición que encuentran aquí”. Esta sana diversidad la ha hecho extensible a “todas las nuevas iniciativas que están irrumpiendo en nuestra Diócesis” ratificando que son "una gran riqueza que la Iglesia universal reconoce y que constituyen también un gran crecimiento para nuestra Iglesian local sin detrimento de otras realidades diocesanas arraigadas desde hace mucho tiempo”. “El Sínodo está impulsando la común misión de todos, sin quedarnos mirándonos a nosotros mismos en nuestras diferencias. En el tajo, trabajando juntos, sumando carismas, va a salir lo mejor”, ha garantizado.

El máximo responsable de la Iglesia alavesa ha enlazado es estos aspectos en su mensaje por la Misa Crismal afirmando que “si algo tenemos muy claro es que el distintivo del cristiano es el amor”. “Las tensiones de nuestra Diócesis, y más en este proceso sinodal, deben servir para que el amor crezca entre todos nosotros”. El Obispo de Vitoria ha reiterado que “tras 7 años me siento con sana distancia ante planteamientos teológicos y eclesiológicos difícilmente compatibles con el magisterio y la tradición de la Iglesia, pero nada de eso me puede impedir el afecto y la cercanía por las personas que los sostienen”.

En esta linea, ha concluido su reflexión “agradeciendo al Señor que vaya ensanchando mi corazón” y pidiéndole que “en este proceso sinodal, el contraste, el diálogo, la discusión, y en definitiva la variedad y multiplicidad de sensibilidades, lejos de amargarnos, agigante nuestro corazón”. También ha querido agradecer a los todos los sacerdotes allí presentes su "fidelidad en lo esencial”, “por tratar de vivir vuestra libertad en la comunión de la Iglesia y en el cauce amplio de la Diócesis” y “por vuestra caridad, entrega incondicional y servicio lleno de afecto al santo pueblo fiel de Dios”.

Tras su homilía, los sacerdotes han renovado sus promesas sacerdotales y el Obispo ha bendecido los oleos colocados en tres grandes vasijas que durante los próximos días serán repartidos en todas las parroquias de Vitoria-Gasteiz y de Álava para ser usados en los principales sacramentos de la Iglesia. La celebración, de una hora de duración, ha finalizado como empezó, procesionando todos los sacerdotes junto al Obispo de Vitoria por las naves de la Catedral de María Inmaculada.

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Con Ángel Expósito

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