La moneda vasca que estuvo activa en España hace casi 100 años y que solo funcionaba en Euskadi: se hacían en Bélgica y son rarísimas de encontrar
Esta moneda tuvo incluso el nombre de 'peseta' y estuvo activa en 1937

La peseta vasca estuvo activa en Euskadi hace casi 100 años
Madrid - Publicado el
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A lo largo del siglo XX, Euskadi vivió momentos de gran importancia política y económica, marcados por su lucha por la autonomía y, en ocasiones, por su independencia de hecho, como ocurrió durante la Guerra Civil Española. En ese contexto, el Gobierno de Euzkadi, dirigido por el lehendakari José Antonio de Aguirre, adoptó una medida insólita: acuñar su propia moneda. La peseta vasca.
Este gesto, simbólico y práctico, reflejaba la necesidad de mantener una economía funcional en un territorio aislado por la guerra. Hoy, más de 80 años después, estas monedas y billetes, conocidos como la peseta vasca, son verdaderas piezas de coleccionista.

Un billete de mil pesetas vascas
LA GUERRA CIVIL, LA CAUSANTE DE LA PESETA VASCA
Durante la Guerra Civil Española, Euskadi quedó aislada del resto del territorio controlado por el Gobierno republicano tras el avance de las tropas franquistas. Aunque no logró la independencia, la región vasca se organizó políticamente bajo un gobierno autónomo que buscaba mantener su economía y sus instituciones funcionando durante los años de conflicto.
Fue en ese momento de aislamiento, en 1937, cuando se acuñó la peseta vasca, una moneda que solo tuvo vigencia en el territorio de Euskadi y que, por su escaso tiempo de circulación, se ha convertido en una pieza muy rara de encontrar.

Estas monedas fueron iniciativa del lehendakari José Antonio Aguirre
El Gobierno de Euzkadi, en un intento por paliar la escasez de moneda fraccionaria y facilitar las transacciones comerciales en un contexto de guerra, emitió monedas de 1 y 2 pesetas, fabricadas en Bélgica. Estas monedas fueron decoradas con la figura de una mujer con gorro frigio, un símbolo político que evocaba los ideales republicanos y de lucha por la libertad. En el anverso de las monedas figuraba la inscripción “Gobierno de Euzkadi” y, en el reverso, el valor de la moneda en cifras.
DURARON MUY POCO TIEMPO: APENAS UNOS MESES DE VIDA
La producción de estas monedas no fue masiva, y se calcularon unas 10 millones de pesetas en total. Sin embargo, su vida útil fue corta, ya que con la caída de Bilbao en manos de las tropas franquistas en junio de 1937, el régimen de Euzkadi y su sistema monetario fueron reemplazados por el de los franquistas, y las pesetas vascas dejaron de tener curso legal. A pesar de esto, estas monedas siguen siendo un símbolo de la historia de Euskadi durante la Guerra Civil.
Además de las monedas, el Gobierno de Euzkadi también emitió billetes de diversas denominaciones, que iban desde las 5 pesetas hasta las 1.000 pesetas. Estos billetes presentaban motivos típicos de la cultura vasca, como el baserritarra (agricultor), la Universidad de Oñati o los arrantzales (pescadores), reflejando la identidad de la región en momentos de gran tensión.

El reverso de un billete de 500 pesetas vascas
Los billetes fueron diseñados por el artista Nicolás Martínez Ortiz de Zárate, y aunque fueron impresos en 1937, nunca llegaron a circular en su totalidad. Los billetes de 500 y 1.000 pesetas, aunque diseñados, no fueron emitidos debido a la inestabilidad política y militar de la época. Además, el uso de estos billetes fue forzoso en las zonas controladas por el Gobierno vasco, lo que significa que el valor de estos billetes solo podía ser utilizado dentro de Euskadi, un hecho que los convierte en piezas aún más raras.
EL VALOR DE LA PESETA VASCA HOY EN DÍA
Hoy en día, las pesetas vascas se consideran objetos de gran valor para los coleccionistas, tanto por su escasez como por su valor histórico. Las monedas de 1 y 2 pesetas de Euzkadi son relativamente fáciles de encontrar en mercadillos, aunque las de 500 y 1.000 pesetas, que nunca llegaron a circular, son extremadamente difíciles de conseguir. Estas monedas y billetes se han convertido en una referencia para los historiadores, así como en un bien muy codiciado por los numismáticos.
El alto valor de estas piezas se debe a su historia única, a su conexión con un periodo clave en la historia de España y, por supuesto, a su escasa emisión. La peseta vasca es uno de esos objetos que capturan un momento concreto del pasado, y su rareza hace que cada ejemplar encontrado sea un verdadero tesoro. Si bien es cierto que son fáciles de encontrar en Internet, muchas son falsas, por lo que su precio no es real.
Aunque su vida fue breve, su legado perdura a través de las monedas y billetes que, hoy en día, son objeto de estudio y admiración para muchos. La rareza de estas piezas las convierte en un verdadero tesoro para los coleccionistas y en un símbolo histórico que recuerda el esfuerzo de una región por preservar su identidad en tiempos de guerra.