La desinformación se consolida como el mayor riesgo mundial en la era de la posverdad

La desinformación se ha convertido en un riesgo central para el mundo, un fenómeno que, impulsado por la era digital, amenaza la convivencia y los cimientos de la democracia. El periodista Josetxo Martínez, jefe de prensa del Parlamento de Navarra, ha publicado recientemente un estudio que analiza la incidencia de las fake news y concluye que vivimos en un ecosistema donde "resulta difícil distinguir las noticias verdaderas de las falsas". Un problema que el Foro Económico Mundial ya ha calificado como el principal riesgo global en 2024.

Una 'selva informativa' sin ley

Martínez, con 17 años en el Parlamento, ha sido testigo de la transformación del panorama mediático. Rememora cómo las redes sociales, en sus inicios, "se veían como una oportunidad de democratizar el debate de la esfera pública". Sin embargo, esa promesa inicial ha derivado en lo que define como una "selva informativa", donde impera la confrontación. "Todo ha ido derivando hacia un proceso en el que ahora mismo no se aceptan las opiniones contrarias y todo se basa en la confrontación, perdiendo los modales y toda la deontología que acompaña al periodismo clásico", lamenta.

Esta degradación del debate ha contagiado a la clase política, que ha encontrado en las redes un espacio para "acentuar sus liderazgos" y "expresarse más libremente". Si bien el objetivo de conectar con la ciudadanía es lícito, Martínez advierte que "cuando se va elevando el tono, se pierde el respeto y se diluye el debate, eso se convierte en un arma perniciosa".

El debate ha ido degenerando mucho y ha alcanzado ya unas cotas en las que se impone tomar medidas"

Josetxo Martínez

Los tres motores de la mentira: ideología, dinero y geopolítica

Jordi Rodríguez Virgili, profesor de comunicación política en la Universidad de Navarra, coincide en que, aunque la mentira política siempre ha existido, la disrupción tecnológica lo ha cambiado todo. Sitúa el año 2016, con la campaña de Donald Trump y el Brexit, como el punto de inflexión. Ahora, afirma, vivimos en la "era de la posverdad", un tiempo en el que la mentira amenaza los fundamentos democráticos al saltarse el filtro de los medios de comunicación tradicionales.

Un tiempo donde el arte de la mentira está haciendo tambalear los fundamentos de la democracia"

Jordi Rodríguez Virgili

Rodríguez Virgili clasifica la desinformación en tres grandes bloques según su motivación. Primero, las razones ideológicas, que buscan influir en los resultados electorales. Segundo, las razones económicas, ya que las noticias falsas se viralizan y se monetizan fácilmente. Por último, las razones geopolíticas, donde actores extranjeros como Rusia, China o Irán "buscan desestabilizar la democracia e introducir el virus de la duda en todo el proceso democrático".

La IA y el reto de la alfabetización

A este escenario se suma la inteligencia artificial (IA), una herramienta que acelera la producción de desinformación y la hace más sofisticada. "Antes decíamos: si no lo veo, no lo creo. Pues ahora, aunque lo veas, no tienes por qué creértelo", explica Rodríguez Virgili, refiriéndose a la capacidad de la IA para generar imágenes y vídeos falsos de gran realismo. Ambos expertos coinciden en que la Unión Europea está tomando medidas, como la creación de una definición consensuada de desinformación para equiparar las responsabilidades entre el mundo analógico y el digital.

Ante esta compleja realidad, la solución más urgente, según los especialistas, es la "alfabetización mediática y digital de la ciudadanía", tanto de jóvenes como de adultos. Es crucial, concluye Martínez, enseñar a la gente a informarse de forma segura y crítica: "Todo pasa por analizar la información que recibes, preguntarte de dónde viene, qué pruebas aporta y contrastarla con otras fuentes para crearte tu propia opinión".