DÍA MUNDIAL DEL CORAZÓN
Carlos vive con un DAI desde hace cinco años: "No me lo quitaría porque es un seguro de vida"
Este joven sufrió un paro cardíaco en 2020 después de una tormenta ventricular y lleva un desfibrilador automático implantable

Día Mundial del Corazón. Paciente que sufrió un paro cardíaco.
Pamplona - Publicado el
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Hoy, en Cope Navarra, hemos conocido uno de esos casos que tienen un final feliz gracias a la tecnología, a policías formadas en salvar vidas y, según dice el propio protagonista, gracias a algún Ángel de la Guarda más. Carlos es un joven que durante la pandemia sufrió una parada cardíaca en su casa. Era de noche y estaba con su mujer, que fue quien inmediatamente llamó a emergencias. La policía local de Zizur, con un desfibrilador, logró sacar a Carlos de la parada y fue trasladado al Hospital Universitario de Navarra.
Allí, después de unos días en la UCI, por fin despertó. Él no se acordaba de nada de lo que había pasado. “Estaba muy, muy mal. Mi prima me dijo: 'Carlos, ¿cómo me llamo, quién soy?'. Yo le dije que era Cristina y entonces vieron que neurológicamente estába bien. Tuve suerte”.
Padecía tormentas ventriculares y tuvieron que implantarle un DAI en el corazón. Un DAI es un desfibrilador automático implantado que es su pequeño seguro de vida. “En el momento en el que tu corazón va como quiere, es un aparato que te resetea el corazón. Te da un batacazo y te lo dejan en ritmo sinusal, en standby. Al principio, a mí no me pasaba eso, yo seguía y seguía en taquicardia ventricular”.
Aunque ya lo tiene controlado, los primeros meses con el DAI no fueron sencillos para Carlos. Y es que tenía que acostumbrarse a vivir con ello. Las taquicardias ventriculares siguieron y el DAI tuvo que descargar en varias ocasiones. Algo que le desanimaba y le producía dolor. Y es que las descargas son muy fuertes.
“Ahora estoy de maravilla, después de dos años y medio que llevo sin ninguna descarga. Los dos primeros años y medio fueron desastrosos. Tuve 30 descargas en dos años y medio y todas las descargas eran tormentas ventriculares”. Carlos, además, tenía que recibir otros tratamientos además de la descarga del DAI, porque no se revertían esas taquicardias ventriculares. “Cuando me dan, me tengo que tumbar y soy consciente de todo lo que me está pasando. Aún ahora me pongo hasta nervioso cuando hablo, porque recuerdo aquellos momentos y no son nada agradables”.
Hay unas enfermedades cardiovasculares que no tienen por qué ir asociados a malos hábitos de vida. Este es uno de esos casos, puesto que Carlos ha sido una persona sana siempre. “Yo me había levantado súperdescansado y le pregunté a mi prima qué me ha pasado, si había sufrido algún desmayo o algo. Y me dijo que tuve un paro cardíaco”. Cuando despertó en la UCI, se encontraba “de maravilla” y no “sentía nada”. Carlos indica que siempre había sido una persona que se había cuidado. “Yo no fumaba, no bebía, yo hacía deporte... El nivel de estrés de empresa siempre me ha machacado un poco”.
Afortunadamente, ahora mismo Carlos lleva una vida normal. Cuida de sus dos hijos, sigue viviendo en la misma casa de Ardoi con su mujer y sus hijos, hace deporte, trabaja... “Llevo una vida totalmente normal, ya no tengo tanto miedo porque ya llevo dos años y medio ya me controlo un poquito más los nervios. De hecho, ahora si me dicen que me lo tengo que quitar, no me lo quitaría porque es un seguro de vida”.