Así funcionan los centros de datos, los cerebros de la IA que ya marcan el futuro económico
Estas infraestructuras, esenciales para la nube o la IA, consumen grandes cantidades de energía y agua, y suponen una oportunidad estratégica para Navarra

Conocemos cómo funciona un Centro de Datos con Carlos López Molina (UPNA).
Pamplona - Publicado el
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Los centros de datos se han consolidado como una de las apuestas estratégicas de territorios como Aragón, y Navarra podría ser el siguiente. Estas infraestructuras físicas, que albergan servidores para procesar, almacenar y distribuir datos, son vitales en la era digital. Para entender su alcance, Carlos López Molina, ingeniero informático y doctor por la UPNA, ha explicado en COPE Navarra qué son y por qué son tan relevantes hoy en día.
Qué es y cómo funciona un centro de datos
Cuando se habla de un centro de datos, nos referimos a "una instalación física en la que hay organizados una cantidad muy alta de equipos informáticos", según detalla López Molina. A diferencia de un ordenador doméstico, estos complejos se centran en la electrónica y los componentes, apilados de forma masiva en edificios enteros que "trabajan de manera coordinada".
Su funcionamiento masivo genera dos necesidades principales: un elevado consumo eléctrico para alimentar los equipos y una gran cantidad de agua para su refrigeración. "El agua que se utiliza precisamente para, digamos, controlar el calor", precisa el experto de la UPNA. A estos requisitos se suma la necesidad de suelo para su construcción.
La humedad es muy mala para los equipos informáticos"
Ingeniero informático y Doctor por la UPNA
Paradójicamente, la localización ideal para estas infraestructuras son las zonas secas, a pesar de su alta demanda de agua. La razón es que "la humedad es muy mala para los equipos informáticos", ya que puede dañar los componentes y provocar que las motas de polvo se adhieran con más fuerza a los dispositivos. Esta situación crea "un poco una paradoja", como admite López Molina.
De la nube a la inteligencia artificial
El uso de los centros de datos ha evolucionado drásticamente. Tras la popularización del ordenador personal (PC) en los años 80, su uso quedó relegado a tareas específicas como servidores de internet o el almacenamiento de datos sensibles como los de Hacienda. Sin embargo, a partir del año 2000, el concepto de "la nube" lo cambió todo, pues los usuarios comenzaron a demandar servicios que les permitían sacar una foto con el móvil y verla al instante en otros dispositivos.
ChatGPT tiene que calcular unos 3 a 4 billones de números para saber cómo hablar"
Ingeniero informático y Doctor por la UPNA
La segunda gran revolución ha llegado a partir de 2010 con la popularización de la inteligencia artificial y el "aprendizaje profundo" (deep learning). Estos algoritmos requieren una capacidad de cálculo masiva para procesar ingentes cantidades de números. Un ejemplo claro es ChatGPT, del que "se habla de que tiene que calcular un más o menos unos 3 a 4 billones (españoles) de números para saber cómo hablar", explica López Molina.
Un impacto económico brutal
El impacto económico es brutal y sostenido en el tiempo. Empresas como NVIDIA, fabricante de componentes críticos como las tarjetas gráficas, "ha multiplicado en los últimos 10 años su valor como por 200", situándose entre las más valiosas del mundo. Este crecimiento se debe a la doble demanda: la de los usuarios para la nube y la de los investigadores para entrenar algoritmos de IA.
Aunque las grandes tecnológicas ya explotan su potencial, la clave del futuro reside en si las empresas más pequeñas o de sectores no tecnológicos lograrán monetizar las posibilidades de la IA. Si lo consiguen, "estos centros de datos van a ser absolutamente críticos", vaticina el experto. El éxito de esta implantación generalizada determinará si se convierte en un negocio rentable para todo el tejido empresarial.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.