El robo silencioso: 300 plantas desaparecen de los jardines de Logroño
Son robos de los propios vecinos y vecinas que, con paso lento y firme, llenan cestos de mimbre al brazo

300 plantas desaparecen de los jardines de Logroño
Logroño - Publicado el
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Aunque el robo de unas 300 plantas de temporada en parques y jardines de Logroño no suponga una gran pérdida económica, ya que son ejemplares producidos en el propio Vivero Municipal, sí representa un gesto incívico que merece ser señalado. No por la magnitud, sino por lo que simboliza.
Son robos de los propios vecinos y vecinas que, con paso lento y firme, llenan cestos de mimbre al brazo, cubierto delicadamente con trapos de cocina.

Una vecina se lleva algunas rosas de un jardín de Logroño
En la producción de cada planta que embellece Logroño hay mucho más que tierra y agua, hay trabajo, dedicación y planificación. En el Vivero Municipal, dos operarios, un encargado y un técnico, junto con el apoyo de la empresa adjudicataria de zonas verdes, trabajan desde la siembra hasta que 10.000 plantas llegan a los 300 parterres de la ciudad. Su labor contribuye a que Logroño luzca colorida, viva y acogedora.
En cifras
10.000Son 10.000 las plantas que llegan a los 300 parterres de la ciudad de Logroño
Una ciudad no solo se recorre con los pies. También se recorre con los sentidos. Y en Logroño, uno de esos sentidos que más se despierta al llegar la primavera es la vista. Porque Logroño florece. Florece en sus calles, en sus parques, en sus plazas y en sus rincones más inesperados. Florece en color, en forma y en vida.
Las plantas robadas son ornamentales y forman parte de una cadena que incluye huertos escolares, visitas educativas al vivero y embellecimiento de espacios emblemáticos como la bandera y la Ñ del parque San Miguel (donde se utilizan hasta 5.500 plantas) o la bandera de la Concha en el Parque del Camino, que lucirá con 4.300 plantas de flor.
Civismo y respeto
Logroño se prepara para llenar sus parques de color con flores de temporada como begonias, dalias, salvias o zinnias, que alegran la vista y enriquecen el entorno urbano. Pero todo este esfuerzo necesita también de la colaboración ciudadana. Respetar las flores es respetar la ciudad, sus trabajadores y a los vecinos que disfrutan de ella.

Vivero
El robo de estas plantas, aunque no dramático en número, nos recuerda que cada acción cuenta. Robar una flor puede parecer un acto menor, pero detrás de ese gesto hay meses de trabajo silencioso, planificación, cariño y voluntad de mejorar Logroño. Cuidemos lo que es de todos, porque una ciudad más bella empieza con un comportamiento más cívico.