Munilla se asoma al verano de La Rioja con su atractivo natural y su buen ambiente
A pesar de haber suspendido su festival de jazz, la localidad de la comarca de Arnedo vuelve a convertirse en lugar de veraneo para cientos de turistas

Munilla se asoma al verano de La Rioja con su atractivo natural y su buen ambiente
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La localidad de Munilla, situada en la comarca de Arnedo, se encuentra a los pies de la sierra de la Hez, el hayedo de Santiago y el Camero Viejo.
El municipio, de apenas un centenar de habitantes censados, agrupa los núcleos poblacionales de La Santa, Monjía, Ribalmaguillo, Peroblasco y San Vicente.
Su alcalde, Claudio García Lasota, ha pasado este mediodía por los micrófonos de COPE Rioja para describir las no pocas bondades de un pueblo que, en verano, incrementa notablemente su población gracias al turismo.
Entre sus principales reclamos turísticos destacan dos de los mejores yacimientos de icnitas de la región, el festival 'Munijazz', cada mes de agosto (la edición de este año se ha aplazado al 2021 como consecuencia de la COVID-19) y su tradicional feria de quesos que se celebra cada mes de octubre.

Economía
Munilla tuvo una importante industria textil y del calzado, pero el municipio se ha ido despoblando progresivamente con el traslado de esta última a Arnedo. Actualmente la actividad predominante es la ganadería: ovino, vacuno y caprino, aunque también existen pequeñas explotaciones agrícolas de patata y frutales.
Recursos turísticos
Iglesia de San Miguel del siglo XIV con un valioso retablo del año 1622, obra de Gabriel Pinedo. Se encuentra situada en un entorno arbolado que hace de mirador natural.
Cerca está la ermita de La Soledad. Iglesia parroquial de Santa María, de piedra (s. XV). Existe un edificio usado para colonias de niños y jubilados.
En la actualidad, la villa munillense ha incorporado cambios importantes en lo que a infraestructura se refiere, y en los últimos años y gracias al esfuerzo del Ayuntamiento y el empeño de los vecinos y asociaciones, y con la ayuda de los ingresos recibidos por los molinos de energía eólica establecidos en los montes circundantes, ha podido mejorar las carreteras y los accesos al pueblo, ha mejorado la iluminación de las calles y su pavimentación.
En diciembre de 2006 se incorporó al frontón un sistema de iluminación para poder alargar las horas de juego y se mejoró la grada para la comodidad de los asistentes a dichos eventos.
En la actualidad, más del 60% de las calles del pueblo han sido pavimentadas con adoquines para facilitar los paseos por las mismas.
En el año 2016, se terminó la remodelación de la plaza de San Miguel, en la cual se asfaltó el suelo y se colocaron nuevos focos para una mayor iluminación. También se abarandilló la parte superior de la plaza y se reconstruyeron los poyetes que rodean la misma. A esta última remodelación hay que añadir que años atrás, se colocó un parque infantil donde los más pequeños del pueblo van a divertirse en las tardes de verano.

Demografía
Desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX, Munilla fue una localidad muy prospera y creciente debido al auge de su industria textil, que llegó a su culmen a principios del siglo XVIII con la existencia de hasta 21 fábricas.
Sin embargo, esto cambió a mediados del siglo XIX, cuando la competencia de las modernizadas industrias textiles de Cataluña acabó con la industria textil local, con maquinaria muy anticuada y muy lejos de las principales vías ferroviarias. Por ello desde 1870 se fueron cerrando progresivamente dichas fábricas y con ellas fue emigrando la población hacia nuevos centros industriales.
A estos hechos hay que sumar la pobre economía de subsistencia (no poseían las grandes cabañas ganaderas como podían ser las del Alto Najerilla) de las aldeas más altas de Munilla, que fueron perdiendo población desde principios de siglo XX, hasta abandonarse en los años 60.
Y finalmente el éxodo rural de los años 60 y 70 acabó de dar la puntilla a esta localidad, ya que cerraron todas las fábricas de calzado y se trasladaron a Arnedo, que tenía mejores comunicaciones. Esto hizo que perdiese el 90% de su población en 30 años. Desde entonces ha conseguido mantener su población cerca de los 100 habitantes gracias a la ganadería, algunas empresas locales y el turismo. Aunque es un lugar de veraneo y por ello su población se incrementa bastante en el periodo estival.
El municipio, que tiene una superficie de 54,19 km², cuenta según el padrón municipal de 2017 con 107 habitantes y una densidad de casi 2 habitantes por kilómetro cuadrado.