Alaior se adelanta en la detección de fugas con tecnología puntera
El municipio menorquín implanta sistemas innovadores para reducir pérdidas de agua sin afectar el suministro

Menorca - Publicado el - Actualizado
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En plena crisis climática y con episodios de sequía cada vez más frecuentes, la gestión eficiente del agua se ha convertido en una prioridad estratégica. Uno de los mayores retos es reducir las fugas en las redes municipales de abastecimiento, donde se estima que en muchas localidades puede perderse entre un 15% y un 25% del agua potable antes de llegar al consumidor.
Frente a esta realidad, algunos ayuntamientos están apostando por incorporar soluciones tecnológicas que permiten detectar de forma precisa y no invasiva las pérdidas en la red. Entre las más innovadoras figuran las inspecciones con gas trazador y la instalación de sensores acústicos permanentes, capaces de localizar fugas incluso en tuberías subterráneas sin necesidad de cortar el suministro ni abrir zanjas.
Gas trazador: localizar sin romper
El uso de gas trazador para la detección de fugas está revolucionando la forma en que los servicios de agua localizan pérdidas ocultas. Este sistema consiste en inyectar una mezcla inocua de hidrógeno y nitrógeno en las tuberías, que al escapar por posibles fisuras, puede ser detectada desde la superficie con equipos especializados.
Una de las grandes ventajas de esta técnica es que puede aplicarse sobre redes de cualquier material, y permite trabajar con la red en servicio, evitando interrupciones que afecten a los usuarios. Municipios como Alaior, en Menorca, ya han comenzado a aplicar esta tecnología con resultados positivos. Allí, las inspecciones recientes han permitido detectar y resolver una decena de incidencias en tuberías de pequeño diámetro, sin necesidad de interrumpir el suministro ni afectar al vecindario.
Pese a que Alaior ya se sitúa entre los municipios con menor porcentaje de pérdidas de la isla —con un 15%, por debajo del 17,85% registrado en el periodo 2020-2021—, el consistorio ha decidido avanzar hacia una red aún más eficiente. La inversión en estas actuaciones, adjudicadas a la Sociedad General de Aguas de Barcelona, ha superado los 177.000 euros.
Sensores acústicos: inteligencia al servicio del agua
En paralelo, muchos ayuntamientos están apostando por modernizar sus redes mediante la instalación de sensores acústicos permanentes. Estos dispositivos se colocan en puntos estratégicos de la red —bocas de riego, hidrantes, válvulas— y permiten monitorizar el sonido interno de las tuberías. Cualquier anomalía, como el murmullo característico de una fuga, es registrada y transmitida en tiempo real a un sistema central.
Gracias a la geolocalización y el análisis automático de datos, el sistema puede identificar con precisión los puntos de pérdida y priorizar intervenciones. Esto no solo permite actuar más rápido, sino que reduce significativamente los costes de mantenimiento y mejora la eficiencia general de la red.
En el caso de Alaior, se instalarán 236 sensores a lo largo de los 47 kilómetros de red que abastecen al núcleo urbano, L’Argentina y Cala en Porter. Esta actuación, valorada en más de 126.000 euros, permitirá una monitorización constante y remota, y se prevé que contribuya a reducir las fugas en un 25%, lo que supondría un ahorro anual de hasta 64.000 metros cúbicos de agua.
Compromiso con una gestión más eficiente
El uso de estas tecnologías se enmarca en una tendencia creciente hacia una gestión del agua más sostenible, eficiente y respetuosa con el medio ambiente. Las fugas no solo representan un problema económico para los municipios, sino también un despilfarro de un recurso cada vez más escaso.
Actuar de forma anticipada, con herramientas de diagnóstico avanzado, permite mantener la calidad del servicio, reducir el impacto ambiental y reforzar la resiliencia de las redes de abastecimiento frente a los retos futuros.
Con medidas como las de Alaior, los municipios no solo mejoran su eficiencia operativa, sino que reafirman su compromiso con una gestión hídrica responsable y alineada con los objetivos de sostenibilidad del siglo XXI.