"Fuerte explosión en Palmanova": así vivió la emisora de COPE en Mallorca el atentado de ETA en la isla
Una década después de la muerte de Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada no hay pistas sobre sus asesinos

Así se vivió el útimo atentado de ETA en el que murieron dos guardias civiles en Mallorca
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Último jueves del mes de julio en Mallorca. Acaba el informativo a las 14:00 horas y suena el teléfono de la redacción de COPE Mallorca. Alguien al otro lado del hilo telefónico nos informa de una fuerte explosión en Palmanova. Dos minutos después nos confirman que se trata de una explosión junto al Cuartel de la Guardia Civil y que hay heridos. La unidad móvil de COPE sale hacia el punto a toda velocidad, son unos 10 km desde Palma y el tráfico hacia esa zona turística de Calvià, junto a Magaluf, es intenso como cada día pero se suma que empieza a restringirse el acceso por motivos de seguridad.
En la rotonda nos encontramos el primer control de la Guardia Civil que nos permite el paso hasta otra rotonda desde donde ya no se prohíbe la circulación. Pasan unos 20 minutos de las 14:00 horas y con las calles de Palmanova desiertas, el calor de un día de julio, corremos (literamente) entre las vías llenas de hoteles. En la playa, muchos turistas ajenos al atentado siguen en tomando el sol. Es un ir y venir de periodistas que a través del laberinto de calles conseguimos llegar hasta el punto más cercano donde estalló la bomba que acabó con las vidas de Diego Salvá, mallorquín de 27 años, y Carlos Sáenz de Tejada, burgalés de 28, ambos con apenas un año de servicio en la Guardia Civil.
El explosivo estaba oculto en el coche patrulla al que acaban de subir los dos agentes. Salvá acababa de reincorporase tras pasar un largo periodo de baja por un grave accidente de moto que estuvo apunto de costarle la vida.
SEGUNDA BOMBA
Al impacto de la explosión y del trágico resultado de la bomba se unía la sospecha de que había una seguna bomba. Un perro de la Guardia Civil entrenado para detectar explosivos la detectó debajo de un vehículo, también patrulla de la guardia civil. Los Tedax de la Guardia Civil intentaron desactivarla pero optaron por realizar una explosión controlada de la misma.
OPERACIÓN JAULA
Nada más cometerse el atentado las fuerzas de seguridad del Estado pusieron en marcha la Operación Jaula que llevó a cerrar temporalmente los accesos marítimos y aéreos a la isla. El Ministerio del Interior difundió las imágenes de los supuestos responsables de los atentados con el fin de que la colaboración ciudadana pudiera ayudar en sus detenciones y con la hipótesis de que todavía no habían abandonado la isla. Una década después no hay datos sólidos sobre los autores materiales.
DIEZ DÍAS DESPUÉS NUEVOS ATAQUES
Diez días después del atentado la banda volvió a atacar, esta vez en la capital balear. El servicio de bomberos de Santa Ponça recibió una llamada de la banda informándoles de que durante la jornada se producirían diversas explosiones en Palma. La primera explosión se produjo a las 14.20 horas en un restaurante, La Rigoletta situado en Es Portitxol. Tan solo dos horas después explotó la segunda bomba en el bar Enco d’Es Molinar, y la última estalló sobre las seis de la tarde en las galerías comerciales de la Plaza Mayor. Afortunadamente no dejaron ninguna víctima.
HOMENAJE 10 AÑOS DESPUÉS
ETA no operaba en las Islas Baleares desde verano de 1995, fecha en la que un comando de la organización fue desarticulado mientras preparaban un atentado contra el rey de España durante su estancia en la isla de Mallorca para veranear
Mallorca nunca podrá olvidar aquel verano en el que los terroristas sembraron de dolor y horror la "isla de la calma". En el día en que se cumplen 10 años del atentado, en la Catedral de Mallorca, se oficiará una misa en memoria de los dos jóvenes guardias civiles presidida por el obispo de Mallorca, Monseñor Sebastià Taltavull, organizada por la familia de Diego Salvá .
A las 10 de la mañana serán recordados con una ofrenda floral en el mismo lugar del atentado, en Palmanova, en la que entonces era la calle Na Boira, y que ahora lleva el nombre de Diego Salvá.

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