La firma sonora de Manu Montero sobre el empate del Mallorca en Oviedo
La particular visión de Manu sobre el partido del RCD Mallorca, las sensaciones que deja un empate, la esperanza en lo que viene

La firma de Manu Montero
Mallorca - Publicado el - Actualizado
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"Tras el empate en el Tartiere intenté averiguar si el resultado me producía tristeza o alegría, y, en ese momento en el que replanteé toda mi existencia, me quedé colgado entre el vacío de los dos sentimientos. Lo bueno de un empate es que no pierdes. Lo malo de un empate es que no ganas. Es un tira y afloja constante que no termina nunca, porque, al final, has sumado —que eso siempre es bueno—, pero no has sumado todo lo que querías —que eso no es tan bueno—.
Un empate es como esos días raros en los que no te pasa nada malo, pero tampoco nada extraordinario. Caminas, paseas al chihuahua, haces deporte en la elíptica, friegas los platos… pero una parte de ti siente que falta algo. Siente que el mundo te debe una alegría, un detalle que marque la diferencia entre un día más y un día para el recuerdo.
Y aun así, también hay cierta paz en el empate. Una especie de tregua con uno mismo. Porque perder duele y ganar te dispara el corazón, pero empatar te deja en ese terreno neutral donde puedes respirar sin euforia y, a su vez, vivir sin dolores de cabeza. Puedes pensar, puedes dudar; incluso puedes imaginar otros escenarios donde la clasificación no está tan cuesta arriba. En fin: otra forma de sentirse vivo.
Al final, siempre tienes que creer que lo mejor está por venir, que el sábado que viene —como tantas veces la vida— el fútbol nos debe una".



