Cierran bateas de mejillón de Pontevedra por la presencia de biotoxinas: ¿qué son y cómo afectan al molusco?
Decretan el cierre temporal de varios polígonos de mejillón en la ría de Pontevedra por la presencia de toxinas lipofílicas, un fenómeno natural relacionado con el fitoplancton del que se alimentan los mejillones

Pontevedra - Publicado el - Actualizado
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La ría de Pontevedra se enfrenta estos días a un nuevo episodio de biotoxinas, lo que ha obligado al cierre temporal de varias zonas de bateas de mejillón, afectando directamente a la actividad extractiva del sector. Según ha explicado Covadonga Salgado, directora del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar), se trata de un fenómeno natural y recurrente, vinculado a determinadas especies de fitoplancton presentes en las aguas gallegas.
¿Qué son las toxinas lipofílicas y por qué se cierran las bateas?
El fitoplancton, compuesto por microalgas, es el alimento principal de los moluscos bivalvos como el mejillón. Sin embargo, cuando en el medio marino se acumulan ciertas especies de fitoplancton que generan toxinas lipofílicas, estos moluscos las filtran y acumulan, lo que puede representar un riesgo para la salud humana si llegan al mercado.

Batea de ostras
Para prevenir cualquier peligro, Intecmar realiza un doble control exhaustivo: analiza tanto el agua para detectar fitoplancton tóxico como los propios mejillones mediante muestreos sucesivos. En cuanto se detecta que los niveles de toxinas se acercan o superan los límites legales establecidos por la normativa europea, se ordena el cierre inmediato de las zonas afectadas.
Una situación habitual y controlada
Salgado subraya que, pese al cierre puntual de algunas zonas, “hay muchísimas otras libres de toxina”, por lo que el suministro de mejillón gallego está garantizado. Además, gracias al programa de control, ningún molusco contaminado entra en la cadena alimentaria. Toda la información está disponible en la web de Intecmar, con informes actualizados dos veces al día, lo que ofrece transparencia y confianza al consumidor.

Plato de mejillones
La experta también recuerda que este tipo de episodios no se pueden evitar, ya que forman parte del ciclo natural del ecosistema marino. En todo caso, se aplican medidas paliativas, como el traslado de mejillón a zonas no afectadas mientras el fitoplancton tóxico desaparece. Una vez las aguas se limpian, los moluscos eliminan las toxinas de forma natural y pueden volver a comercializarse.
Dos o tres episodios al año
En Galicia son frecuentes dos o tres episodios al año de toxinas lipofílicas, principalmente en primavera y otoño, con una duración que puede oscilar entre semanas y varios meses, dependiendo de las condiciones.

Bateas en la Ría de Vigo
La toxina, sin ser dañina para los moluscos, sí supone un riesgo para el consumo humano, por lo que la rapidez en la toma de muestras y de decisiones es fundamental para evitar que ese producto llegue a la cadena de comercialización.
Desde las autoridades insisten en la necesidad de adquirir los productos del mar por los cauces legales, para garantizar que cumple todos los controles sanitarios. En este sentido, invitan a desconfiar de personas que ofrecen el producto fresco al consumidor, sin ningún tipo de supervisión.
Pérdidas para el sector
Estos episodios de toxinas, aunque habituales, provocan pérdidas para la actividad marisquera y de cultivo, sobre todo por la enorme incerteza para determinar cuándo podría remitir en cada caso.
La drástica caída de productividad en las zonas de marisqueo el pasado invierno llevó a la Xunta a pedir al gobierno central la declaración de las rías gallegas como "zona catastrófica". El ejecutivo central declinó esta petición al entender que no había situación de emergencia alguna.