Óscar Joyeros: cuarenta años iluminando Viveiro (Lugo) y conquistando el mundo desde un taller familiar

Cuatro décadas marcando estilo y creando confianza. Cuando Óscar Rodríguez abrió su primera tienda en Viveiro aquel 13 de diciembre de 1985, difícilmente podía imaginar que, cuarenta años más tarde, sus diseños viajarían por medio planeta y que personalidades del cine, la música o el arte lucirían piezas nacidas en su pequeño taller. Lo que sí tenía claro desde el principio era el objetivo: acercar la alta joyería al público, sin distancias ni formalismos, y convertir cada pieza en un recuerdo duradero.

Hoy, con una clientela que abarca desde vecinos de Viveiro hasta visitantes de todos los continentes —porque por esta ciudad pasa gente de medio mundo—, la joyería mantiene intacto aquel espíritu cercano que marcó sus orígenes.

Una empresa familiar que creció sin perder sus raíces

En la historia de Óscar Joyeros hay nombres imprescindibles. El primero, el del propio Óscar Rodríguez, el artesano que dio forma al proyecto y cuya profesión ya venía de casa: su padre fue representante de joyería y abrió el camino de una pasión que acabaría convirtiéndose en legado.

A su lado, siempre discreta pero absolutamente esencial, Hilda, su esposa. Ella estuvo detrás de la estabilidad financiera, de la organización diaria y de las decisiones que permitieron que la firma creciera con paso firme. Si Óscar fue la mano y la mirada creativa, Hilda fue el equilibrio que sostuvo el proyecto.

Hoy, ya jubilado, Óscar ha cedido el testigo a sus hijas Cristina y Alejandra, que representan la tercera generación de la familia vinculada al oficio. Bajo su dirección, la marca ha sabido mantener lo que siempre funcionó y, al mismo tiempo, adaptarse a un nuevo tipo de cliente y un mercado completamente distinto.

Reinventarse para seguir brillando

En un tiempo en el que las plataformas de venta online han puesto contra las cuerdas a tantos comercios tradicionales, Óscar Joyeros optó por no lamentarse y dar un paso adelante. La firma no solo conserva su tienda física en pleno corazón de Viveiro, sino que ha logrado llevar parte de sus diseños y de las marcas que representa al terreno digital, abriéndose así a compradores de cualquier lugar.

La apuesta por la innovación no afecta a la esencia: siguen diseñando y fabricando joyas propias, muchas reconocidas con el sello Galicia Calidade, un distintivo que solo logran empresas con estándares muy exigentes en calidad, origen y producción. Sus colecciones —como Tesoros del Mar o Tesoros de la Tierra— han sido exhibidas incluso en galerías internacionales, y la firma ha sido finalista de los Premios Nacionales de Artesanía y distinguida con galardones del sector.

Cuarenta años… y una fiesta por todo lo alto

Para celebrar estas cuatro décadas, la joyería ha preparado un homenaje a la fidelidad de su clientela. Desde el día 1, cada compra participa en un sorteo diario de una joya o un reloj, a modo de calendario de Adviento especial.

El gran día llegará el sábado 13, justo cuando se cumplen los 40 años de la apertura. Por la tarde habrá una fiesta abierta con DJ, aperitivos, ruleta de premios, sorpresas y, como broche final, el sorteo de un diamante certificado de medio quilate entre todas las compras realizadas entre el 1 y el 13 de diciembre.

Un negocio que pertenece a Viveiro… pero que ya es parte del mundo

Cuarenta años después, Óscar Joyeros sigue siendo la prueba de que una empresa familiar puede mantenerse firme entre cambios, modas, crisis y revoluciones digitales. Lo hace con la misma cercanía que el primer día y con la satisfacción de saber que cada cliente —sea del barrio, de la provincia o del otro lado del planeta— recibe el mismo trato y la misma ilusión.

La fiesta del sábado será mucho más que un aniversario: será el homenaje a una historia que comenzó con un mostrador pequeño, una familia valiente y un sueño muy claro. Y que, por lo visto, aún tiene mucho por contar.