La creación del Instituto de A Fonsagrada: Un hito en la lucha por la educación en la montaña gallega
En el corazón de la montaña lucense, A Fonsagrada se erige como un enclave aislado donde las dificultades históricas para acceder a servicios básicos, como la educación, han marcado la vida de sus habitantes, pero los protagonistas de esta historia merecen ahora el Butelo de Ouro

Entrevista a Álvaro Touza
Lugo - Publicado el - Actualizado
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Durante años, los jóvenes de la localidad se veían obligados a abandonar su hogar para continuar sus estudios de secundaria en lugares más alejados, lo que implicaba una separación tanto familiar como social. Sin embargo, en 1979, una chispa de esperanza encendió el deseo de cambiar esta realidad: la creación de un instituto en A Fonsagrada.
El contexto de la época era complejo. La aldea, enclavada en un territorio montañoso, carecía de los servicios que otras localidades gallegas, como Lugo, ya ofrecían a sus habitantes. A pesar de contar con una pujante natalidad, la falta de un instituto propio impedía que los jóvenes pudieran acceder a una educación secundaria sin abandonar su entorno familiar. Este vacío educativo impulsó a la comunidad a movilizarse. En 1979, las familias se unieron para exigir una solución y comenzaron a organizarse con el objetivo de dotar a A Fonsagrada de un centro de enseñanza adecuado.
La lucha de la comunidad: la creación de un instituto a base de esfuerzo y sacrificio

Antonio López el primer alcalde fonsagradino de la Democracia
En ese momento, figuras clave como Álvaro Touza Cobelas, maestro nacido en Ribadavia, y Antonio López Vidal, el primer alcalde democrático de A Fonsagrada, se convirtieron en los protagonistas de esta lucha. A pesar de no ser originario de la zona, Touza se integró rápidamente en la vida local y se convirtió en un pilar fundamental en la puesta en marcha del instituto. La comunidad se volcó en el proyecto, y, a pesar de las dificultades, comenzaron a organizarse para hacer realidad la educación secundaria en su tierra.
"Non había nin mesas nin sillas", recordaba Touza, quien, junto con el alcalde Antonio López y otros vecinos, se encargó de conseguir los recursos necesarios para iniciar las clases. Con una furgoneta, recogieron mesas y sillas de otras instituciones y comenzaron a impartir las primeras lecciones, en ocasiones hasta 18 horas al día. El trabajo fue arduo, y los pocos recursos con los que contaban no les impidieron seguir adelante.
La "extensión" del Instituto Mixto 2 de Lugo, concedida en 1979-80, permitió que A Fonsagrada tuviese, al fin, un centro de educación secundaria. Sin embargo, esta dependencia de Lugo no fue suficiente para satisfacer las necesidades de la población, que no quería un centro dependiente, sino uno totalmente autónomo. Así, el movimiento siguió adelante, y con la intervención de personalidades como el ministro de Educación Juan José Rosón, se consiguió que en 1983 A Fonsagrada tuviera un instituto con independencia propia, el Instituto Fontem Albei.
Un legado de amistad y compromiso
La creación del Instituto Fontem Albei no solo supuso un avance educativo para A Fonsagrada, sino que también dejó un legado de amistad y solidaridad que perdura hasta el día de hoy. Desde 1994, antiguos alumnos del centro se reúnen anualmente para recordar aquellos años en los que vivieron una experiencia educativa pionera. Un vínculo especial une a estas personas, quienes, a pesar de los años transcurridos, siguen recordando con cariño a su primer director, Álvaro Touza, quien no faltó nunca a las citas anuales.
"Álvaro non falta a esta xuntanza por nada", aseguran algunos de los primeros alumnos del centro, quienes recuerdan cómo el profesor Touza no solo les enseñó en las aulas, sino que también fue un gran impulsor para que la educación secundaria llegase a A Fonsagrada. La amistad entre los exalumnos y su maestro se forjó en aquellos años de esfuerzo compartido, y cada año, cuando se reúnen, reviven anécdotas de su juventud, riendo y compartiendo momentos que los unen más allá del tiempo y la distancia.
A lo largo de los años, el Instituto Fontem Albei ha sido testigo de muchas historias de vida, de jóvenes que, al igual que aquellos primeros estudiantes de 1979, vieron en la educación una oportunidad de progreso y crecimiento. Hoy, el instituto sigue siendo un símbolo de la lucha y el esfuerzo de una comunidad que no se conformó con las limitaciones que le imponían las circunstancias.
La importancia de la educación en A Fonsagrada: un legado que continúa
El nacimiento del Instituto Fontem Albei marcó un antes y un después en la vida de A Fonsagrada. Ya no era necesario que los jóvenes se desplazaran a otros lugares para continuar con su educación secundaria. El esfuerzo colectivo de la comunidad, liderado por figuras como Álvaro Touza y Antonio López, hizo posible que A Fonsagrada pudiera disfrutar de un centro educativo moderno y autónomo, que continúa formando a generaciones de jóvenes que, como sus predecesores, saben valorar el esfuerzo que costó conseguirlo.
Un reconocimiento a la historia y el esfuerzo compartido
Para conmemorar este hito en la historia de A Fonsagrada —la creación del instituto para el pueblo—, el consistorio acordó otorgarles el Butelo de Ouro, la máxima distinción que concede el ayuntamiento, a Antonio López y Álvaro Touza. Este gesto busca rescatar una historia tan épica como valiosa, que sigue siendo fundamental para la formación, la cultura de los jóvenes y la dignidad de todo un pueblo. Precisamente, con Álvaro Touza y con Antonio López, el fonsagradino Miguel Álvarez realizó un reportaje -con base musical de Amancio Prada- que le llamó "Historias para o futuro" que destaca la importancia de estos dos protagonistas en la historia local. Miguel, que por aquel entonces era un niño muy pequeño, recuerda cómo, a pesar de su corta edad cuando el instituto comenzó a funcionar, fue testigo de la llama de compromiso que estos hombres encendieron en su comunidad. A través de este reportaje, ambos merecen estar retratados e inmortalizados en la memoria colectiva de la historia de A Fonsagrada.