La Audiencia de A Coruña ha confirmado una pena de once meses de prisión y una indemnización al Refugio de Mouga, que gestiona la Mancomunidad de Concello da Comarca de Ferrol, a una mujer que dejó parapléjica a una perra de tan solo dos meses, acción por la que fue condenada por el Juzgado de la Penal número 2 de Ferrol y que ha ratificado la Sección primera de este órgano judicial provincial el 10 de enero.

En primera instancia, en un sentencia de 2 de junio de 2022, se condenó a la mujer como autora de un delito de maltrato animal previsto y penado en el Código Penal, en donde además de los once meses de cárcel se la prohíbe “inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales por tiempo de dos años y siente meses”, además de indemnizar al Refugio de Mougá por el importe de los gastos en que incurrió para el diagnóstico y tratamiento de la lesión sufrida por la perra.

Tras esta sentencia, la condenada presentó un recurso de apelación que ha sido desestimado.

Así, se confirma que la mujer adoptó el 25 de marzo de 2020 una cachorra de perro mestiza de raza Jack Russell Terrier, de casi dos meses de edad, en el Refugio de Mougá y que, en los días siguientes, en varias ocasiones, se comunicó con este refugio para la devolución de la perra, que no llegó a efectuar.

LANZADA POR EL AIRE

En la sentencia se recoge que “en la noche del día 29 al 30 de marzo, sola o en compañía de otra u otras personas, con intención deshacerse del animal, y siendo consciente que podría lesionarlo de forma importante y dejarla parapléjica, procedió a lanzarla con violencia desde la vía pública al interior de una finca privada, en la localidad de Fene, sobrepasando unas tuyas de una altura de más de 2,5 metros”.

A consecuencia del golpe, “la perra sufrió una grave lesión traumática que le impide sostenerse sobre las patas traseras, necesitando de un carrito para poder desplazarse y siendo las posibilidades de recuperación funcional inexistentes”, siendo recogida por el Refugio de Mougá, que se encargó de su tratamiento y de buscarle un nuevo hogar, en donde ahora realiza una vida normal con la ayuda de un apoyo con ruedas en sus extremidades posteriores.