La dehesa de Extremadura, sumidero de CO2, pide una "compensación justa"
Este agrosistema es el hogar del emblemático cerdo ibérico de montanera y es clave en la prevención de incendios gracias al pastoreo

Almendralejo - Publicado el - Actualizado
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El coordinador del área científica de la Asociación Mundial de Ganadería Sostenible, Julián Mora Aliseda, ha destacado el papel crucial de la dehesa extremeña como sumidero de dióxido de carbono, contribuyendo a minimizar los impactos climáticos. Mora Aliseda, catedrático de Ordenación del Territorio, ha resaltado que este paisaje cultural, con casi un millón y medio de hectáreas en Extremadura, se erige como un agrosistema clave para la sostenibilidad ambiental.
Un legado histórico y cultural
La dehesa es el resultado de siglos de manejo agroganadero sostenible. Su historia se remonta a 1273, con la creación del honrado concejo de la Mesta, considerada la primera asociación ganadera del mundo y que pervivió hasta 1836. Su importancia trascendió lo comercial, con la exportación de lanas, a través de la red de vías pecuarias para la trashumancia, declaradas hoy patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO.
Refugio de biodiversidad y cortafuegos natural
Este sistema seminatural de alto valor, protegido por la normativa comunitaria, es un hábitat que alberga numerosas especies amenazadas como el águila imperial, el buitre negro o el lince ibérico. Además, es el hogar del emblemático cerdo ibérico de montanera, y es clave en la prevención de incendios gracias al pastoreo, contribuye a la conservación del suelo y produce alimentos de alto valor como el jamón ibérico.

Camino Limia, ganadera, y Julián Mora Aliseda
Una justa compensación económica
Mora Aliseda ha subrayado la importancia de la dehesa en el secuestro o almacenaje de CO2 en sus suelos y en sus 100 millones de árboles. Por ello, ha lanzado una contundente petición: "si quien contamina paga, quien conserva debe cobrar". En su opinión, es de justicia que la dehesa sea compensada por los servicios ecosistémicos que presta al medioambiente y a la sociedad.
Si quien contamina paga, quien conserva debe cobrar"
Coordinador del área científica de la Asociación Mundial de Ganadería Sostenible
El presidente de la asociación ha insistido en que la dehesa "no es un sistema natural intocable, sino un paisaje transformado y modelado por el ser humano, pero sostenible y funcional". Su permanencia, concluye, exige un reconocimiento institucional y una retribución económica adecuada que ayude a afrontar el reto demográfico y a mantener el futuro del medio rural.
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