La VI Bienal Vargas Llosa también llegará a Badajoz
Papel principal de la capital pacense, compartido con Cáceres y Trujillo, en un evento que aúna prestigio, turismo y la herencia de un Nobel universal.

Mario Vargas Llosa
Badajoz - Publicado el - Actualizado
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No es casualidad que la VI Bienal de Novela Mario Vargas Llosa haya elegido por primera vez suelo español, y lo haya hecho anclando sus reales en Badajoz, Cáceres y Trujillo. La consejera de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes, Victoria Bazaga, lo resumió con precisión durante la presentación en Madrid: constituye "una oportunidad para posicionar turísticamente estas ciudades a través de la literatura". Entre el 22 y el 25 de octubre, estas localidades no serán solo escenarios de piedra y historia, sino el epicentro vivo de un diálogo transatlántico. Se convertirán en el punto de encuentro para una pluralidad de autores, lectores y profesionales del libro, transformando las plazas y palacios en una inmensa biblioteca al aire libre donde la palabra hispanoamericana resonará con fuerza renovada.
La Bienal es una inmersión profunda en el torrente narrativo que une ambas orillas del Atlántico. Bazaga ha subrayado que supone una ocasión única para "vivir la literatura hispanoamericana que tantas personas disfrutan y consumen". Para ello, desplegará un cartel de lujo con figuras de la talla de Manuel Jabois, cuya prosa afilada conecta con millones; el filósofo Fernando Savater, un pensador esencial, y la delicada narradora Espido Freire. Esta cita es, en esencia, el fruto de una estrategia del Ejecutivo regional para fortalecer los lazos con Hispanoamérica.
El Libro como Motor Económico
Más allá del indudable fulgor cultural, la Bienal tiene una potente vertiente económica que la consejera no ha pasado por alto. Este evento "pone en valor la industria del libro de Extremadura", una cadena que va desde el autor hasta el librero. Bazaga ha incidido en que este tipo de iniciativas de altísimo nivel "repercuten directamente en la hostelería, la restauración, las librerías y en la vida cotidiana de quienes vivimos en Extremadura". Es la demostración de que la cultura no es un lujo, sino un motor de desarrollo que irriga prosperidad y abre la región al mundo, confirmando su capacidad para acoger grandes eventos internacionales.
La celebración de la Bienal también en Badajoz no es un hecho aislado, sino que se enriquece al encajar en un ecosistema literario ya maduro y vibrante. La ciudad demuestra su pujanza con la Feria del Libro de Badajoz, un evento consolidado como la más importante del suroeste peninsular. En su última edición, desplegó 43 casetas y un programa con 73 presentaciones de autores, consolidándose, en palabras del concejal de Cultura, José Antonio Casablanca, no solo como la mejor feria extremeña, sino "una de las mejores de España". Con una Semana Escolar que atrajo a más de 5.000 estudiantes y una programación que abarcó desde la narrativa de Juan Gómez-Jurado hasta la poesía de Defreds, la feria es el caldo de cultivo perfecto que prepara el terreno para un evento de la envergadura de la Bienal Vargas Llosa, demostrando el compromiso ciudadano con la lectura.
Vargas Llosa, el legado del Titán
Comprender la importancia de esta Bienal exige volver la mirada hacia el gigante que le da nombre. Mario Vargas Llosa (1936-2025) no fue solo un escritor; fue una fuerza de la naturaleza literaria. Considerado uno de los más importantes novelistas y ensayistas contemporáneos, su obra es una columna central del Boom latinoamericano. Obtuvo los máximos galardones, incluyendo el Premio Nobel de Literatura en 2010 y el Premio Cervantes en 1994. Desde la explosiva "La ciudad y los perros" hasta la monumental "La guerra del fin del mundo" o la intrigante "La fiesta del Chivo", su narrativa exploró con maestría técnica las complejidades del poder, la libertad y la condición humana. Su vida, marcada por una feroz vocación y una evolución política del comunismo al liberalismo, fue tan apasionante como sus novelas. Fue un ciudadano del mundo, miembro de la Real Academia Española y, de forma extraordinaria, de la Academia Francesa.
El primer Vargas que llegó a Perú en el siglo XVI procedía de Trujillo
Director de la Cátedra Vargas Llosa
Raúl Tola, director de la Cátedra Vargas Llosa, aporta la clave final: los profundos nexos que unen a Extremadura con América Latina. No se trata de una simple coincidencia, sino de un vínculo histórico y sanguíneo. "El primer Vargas que llegó a Perú en el siglo XVI procedía de Trujillo", recordó Tola. Esta Bienal, con su "vocación panhispanista", viene a sellar ese reencuentro cíclico. "Hay una serie de conexiones que hacen que tenga todo el sentido del mundo un evento de estas características en Extremadura". Es el reencuentro de la palabra con su cuna, un diálogo que, gracias a la literatura, nunca se interrumpió. Extremadura se convierte así en el puente perfecto, uniendo el legado de un Nobel con el palpitar presente de las letras en español.



