Los goles espantan los miedos. Un Valencia con muchas bajas acudía al campo de un matagigantes. Un Valencia irregular y en el que cada partido, es moneda al aíre. Por eso la mejor manera de ahuyentar fantasmas y problemas es sacar de centro y marcar. Y eso es lo que hizo. A los cuarenta segundos, Marcos André adelantó al equipo de Bordalás. De paso, el gol también mitigaba dudas sobre el delantero brasileño, cuestionado por su papel secundario y su bajo rendimiento. Tampoco hizo mucho más y acabó siendo sustituido, pero su gol bien vale un pase a cuartos.

Bordalás planteó un sistema con tres centrales para dar entrada al chaval Cristian Mosquera (17 años) que cumplió con creces en su debut con el primer equipo. Yunus en el carril diestro intentando percutir con la peligrosidad que define al neoyorquino, y con Gayà, como siempre, en plan capitán. Al de Pedreguer le da igual jugar la final de la Copa que un partido ante un Primera RFEF. Sin ahorros en la entrega.

De Gayà fue la mejor oportunidad tras el gol inicial. Su disparo en una internada desde la izquierda, lo sacó un defensor balear en la misma raya de gol.

No hubo mucho fútbol antes del descanso. La posesión incluso, fue más del Atlético Baleares. Eso sí, sin apenas asomarse a la portería de Jaume Domenech. El Valencia mantuvo su actitud seria ante el choque. Sin estridencias, pero muy serios.

Empezaron la segunda mitad asustando los de la isla con un remate de un ex valencianista, Carlos Delgado. Pero fue un espejismo en la creación de peligro del equipo local. No tardó en mover el banquillo Bordalás, buscando agitar el fútbol ofensivo de su equipo. Guedes y Foulquier saltaron al césped y el equipo lo notó. De una jugada en banda derecha entre los dos recien ingresados, llegó el disparo final de Koba desde la frontal que estuvo a punto de convertir el segundo tanto.

Vinicius Tanque, el delantero del Atlético Baleares, tuvo el empate en sus botas en el min. 76, justo antes de marcharse al banquillo.

El Valencia reculó. Le entró el miedo y los baleares se fueron arriba en el tramo final del partido. A balón parado puso el congojo en el área de Jaume. Es verdad que el equipo de Bordalás se mantuvo con mucha seriedad en actitud y entrega hasta el final.

Con sufrimiento, mucho, pero el Valencia está en cuartos de la Copa del Rey y cree en el torneo. Desde el inicio en el cuerpo técnico se trabajó como posibildad para buscar la plaza europea de la próxima temporada. Ahora el bombo dictará su suerte en el cruce de cuartos pero la realidad es que los valencianistas están a tres partidos de jugar una final y eso, sin duda, arreglaría una temporada con muchas dudas en los objetivos del club.