La Junta de accionistas del Valencia CF que se celebrará el viernes 11 de diciembre (¡a las 11 de la mañana!) será la última con cierta representación popular porque el 83 por ciento de Meriton Holdings permitirá aprobar todos los puntos del orden del día que allí se planteen, incluida la modificación del artículo 11 de los estatutos para pasar de nueve a 3.598 acciones (el uno por mil del capital social) como requisito para estar presente en una asamblea. Al más puro estilo dictatorial.

Será histórica esa cita también porque el Consejo de Administración del Valencia CF que allí se conforme no tendrá, por primera vez en la centenaria historia de la entidad, a ningún miembro ni valenciano, ni español. El fallecimiento de Juan Cruz Sol y la dimisión de José Luis Zaragosí no serán reemplazados por personas de ámbito local.

Por lo demás, las cuentas económicas que allí presentará el club serán tan oscuras como el propio futuro del club. Pese a vender futbolistas durante este verano por un valor superior a los 76 millones de euros (que superarán los 100 si se cumplen toda una serie de variables), la previsión es acabar el ejercicio 20-21 con un déficit de 26 millones de euros. El presupuesto será de 118 millones (65 menos que el curso anterior). Sirva como ejemplo que en la partida de ingresos por participación en competiciones se pasa de unos ingresos de 63 millones a únicamente 2,3. Sin embargo, la partida por derechos de televisión se ve aumentada y alcanza los 89 millones de euros.

En esas cuentas se observa que Peter Lim concedió un préstamo al club de 16,5 millones de euros el pasado 1 de julio, justo en las fechas en las que no se podía abonar uno de los plazos de las fichas de los futbolistas. A cambio, se incluye una garantía de los derechos federativos de cuatro jugadores de la primera plantilla, por si el club no pudiera afrontar la devolución de esa cantidad.

El Valencia pasará de ingresar 63 millones por competiciones a 2,3

Además, queda claro que la entidad es consciente de que va a incumplir la ATE cuyo fin es en mayo de 2021 y por ello deprecia el valor contable del actual suelo de Mestalla que pasa de 111 millones a 94,7.

El Valencia CF de Singapur se encierra cada vez más en sí mismo y dibuja un panorama desolador, sin apenas autocrítica en su gestión.