El Hapoel Tel Aviv impone su poderío en la primera noche triste del Roig Arena (93-100)

Valencia Basket no pudo mantener la imbatibilidad del Roig Arena. Es cierto que jugar a puerta cerrada fue un hándicap importante y que sin duda condicionó el rendimiento de los valencianos. También que el rival, el Hapoel de Tel Aviv tiene una plantilla profunda, llena de estrellas y de obreros acostumbrados a ganar. Todos a las órdenes del coronel Itoudis, 

Empezó mejor Hapoel, más acostumbrado a estos escenarios sin gente. Chris Jones, titular en su vuelta a Valencia, sacaba su mejor versión. Esforzado atrás y fluyendo en ataque. Eso le dio, tras una asistencia a Micic para un triple, un 5-15 inicial que paró Pedro Martínez, en el minuto 4. Del tiempo llegó una reacción. Tapón de Reuvers y bandeja de Thompson. Con el pívot siendo clave en las transiciones, los taronja forzaron a Itoudis a frenar el partido tras un triple de Taylor. 12-17, minuto 7. Con dos buenas acciones de Motley y dos triplazos de Blackney, recuperó el control. 14-27, máximo margen, que redujo Sako con un palmeo para cerrar una guerra de primer cuarto, 18-27, con los israelíes en un peligroso 5 de 8 en triples. 

El segundo cuarto fue similar hasta el tramo final. Ahí Valencia Basket defendió mejor, corrió y anotó varios triples. El último de Costello para cerrar la mitad con daños menores, un 47-49.  La vuelta llegó con Hapoel post bronca de Itoudis. Micic empezó a soltar magia y puso un 52-62 peligroso. Pero Valencia volvió. Badio, Thompson o López-Arostegui, en su regreso tras su dolorosa lesión, anotaron canastas de coraje para evitar un desaguisado. Pero Micic se había conectado. Muy mala cosa. 22 puntos y una exhibición para poner un 68-79 en el minuto 29. Cuesta empinada.

Hapoel tiene muchos jugadores expertos en ganar y así lo demostró en los minutos finales cuando los valencianos, con Moore y mucho orgullo, apretaron la cosa por última vez, 89-91. Pero Jones se cobró su dulce venganza, un triple y una recuperación que dieron distancia. Alguna imprecisión evitó la heroica. También la falta de gente en la grada. Esto ante 15 mil personas hubiera rugido diferente. La primera derrota en la historia del Roig Arena fue doblemente amarga.