Como cada último domingo de noviembre, a excepción del pasado año, las calles de Vila-real volverán a llenarse de paradas y ambiente festivo con motivo de la Fira de Santa Caterina.

Este año regresa este evento adaptado a la normativa sanitaria, por lo que se reducen a 200 los puestos tanto de comida para hacer la mocadorà como de artesanía y juguetes que poblarán parte del centro de la localidad, evitando eso sí viales estrechos y que pueden conllevar grandes aglomeraciones como la calle Mayor Sant Doménech.

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De esta manera, se aprovecharán los espacios de los mercados ambulantes del sábado en la avenida Cardenal Tarancón para ampliar por dicha zona el espacio ferial (donde además se contará con vigilancia policial para evitar aglomeraciones), aunque otros más clásicos como la plaza Mayor también tendrán sus paradas, estando aquí además la zona solidaria, con 19 asociaciones locales.

Desde el consistorio, su edil de Turismo, Diego Vila, ha apelado a respetar la normativa sanitaria vigente, con el uso de la mascarilla dada la afluencia que se espera, así como se ha mostrado entusiasmado por recuperar este evento que supone uno de los principales atractivos turísticos de la localidad.

Además, Vila ha adelantado que el consistorio va a solicitar que la Fira de Santa Caterina sea declarada Fiesta de Interés Turístico Autonómico.