El último temporal de mar gruesa y de lluvias en la Comunidad Valenciana ha provocado el desprendimiento de varias rocas de grandes dimensiones sobre las que se alza Peñíscola, tanto su casco histórico como el conocido Castillo del Papa Luna.

Estas rocas forman parte del tómbolo que hace que la ciudad papal se adentre en el mar y preocupa a vecinos y autoridades por si en el futuro puede verse afectada la infraestructura del castillo. Ahora, por ejemplo, ha cerrado el acceso a una cueva por la que podía pasarse por debajo del castillo, conocido como el paso de la Girafa.

De hecho, técnicos de la Dirección General de Costas se han desplazado hasta el lugar para analizar la situación y si se pueden evitar nuevos desprendimientos en el futuro.

El alcalde, Andrés Martínez, ha acompañado a los técnicos y, ahora, se analizará el riesgo pueda sufrir nuevos desprendimientos y si se ve necesaria alguna actuación. Es la segunda vez en poco más de un año que visitan el lugar y fuentes municipales sostienen que se les ha trasladado el mensaje de que "la roca es segura".

La propia erosión que provoca el Mar Mediterráneo es una de las causas que ha provocado estos desprendimientos. "¿Se podría haber hecho antes? Nosotros lo trasladamos antes que se podría producir esta circunstancia pero no del conocimiento porque no tenemos geólogos en el ayuntamiento; pero si desde el sentido común".

Martínez celebra en COPE la celeridad con la que se ha iniciado el análisis de la situación y confía en que pueda relizarse algún trabajo de prevención puesto que la erosión que produce la propia naturaleza es difícil de controlar, lo que produce preocupación.

"Preocupación evidentemente la hay. A nadie le gusta que se haya producido este hecho", aunque se muestra tranquilo el primer edil "por el convencimiento y la seguridad que el ministerio actuará como toca. Entiendo que algún tipo de actuación en alguna de las zonas deberá acometerse por parte de ellos".