Las calas de Xàbia llenas pese a la tasa de 9 euros
El nuevo cobro por aparcamiento no frena la masificación de las calas Granadella y Portitxol

Colas de coches en la entrada a la Cala Granadella en Xàbia
Denia - Publicado el
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El Ayuntamiento de Xàbia ha decidido dar un paso controvertido en su intento de proteger dos de sus calas más emblemáticas y atractivas para turistas: la Granadella y el Portitxol. Desde esta temporada, se está aplicando una tasa de nueve euros por estacionar el coche en los aparcamientos cercanos a estas zonas, una medida que se enmarca dentro de la estrategia municipal para frenar la masificación y preservar el entorno natural. Sin embargo, la realidad que perciben visitantes y residentes está muy lejos de la prometida desaturación: las calas continúan abarrotadas como cada verano.
La tasa antimasificación que no convence
El cobro de esta tasa, bautizada como “tasa antimasificación”, pretende gestionar el flujo de visitantes, hacer más sostenible la afluencia y generar ingresos para el mantenimiento del entorno. Desde el Ayuntamiento, se defiende que este tipo de medidas son necesarias para “proteger uno de los principales tesoros naturales de Xàbia”, en un contexto donde el turismo descontrolado y la presión humana pueden causar daños irreversibles en la frágil biodiversidad costera.
Sin embargo, a pesar de esta medida, la experiencia del visitante desmiente los objetivos del consistorio. Muchos usuarios denuncian que, a pesar de pagar la tasa y afrontar el coste del aparcamiento, las calas siguen llenas hasta el punto de ser incómodo y saturado. “Al final llegas y la zona no está despejada, las calas continúan llenas”, aseguran algunos turistas.
Un fenómeno turístico imparable
Xàbia es una joya del Mediterráneo que atrae a miles de visitantes cada verano, especialmente a sus calas de aguas cristalinas y paisajes naturales. La Granadella y el Portitxol, con su fama y belleza, se han convertido en puntos de peregrinación obligados para quienes buscan disfrutar del mar y la naturaleza. Esta demanda incesante ha sido tradicionalmente difícil de gestionar, especialmente en un municipio que quiere conservar su encanto pero sin renunciar al turismo.
La tasa de nueve euros por estacionar puede parecer a muchos una barrera económica, pero lo cierto es que no está disuadiendo la llegada masiva de personas. Muchos visitantes optan incluso por dejar sus vehículos más alejados y llegar caminando a pie, prolongando así el flujo de visitantes y manteniendo la presión sobre el entorno natural.
Críticas y opiniones divididas
La medida no ha dejado indiferente a nadie. Por un lado, defensores de la sostenibilidad y conservación aplauden el intento de gestionar mejor la afluencia turística, aunque reclaman más acciones complementarias, como campañas de concienciación y control más exhaustivo de accesos.
Por otro lado, comerciantes y empresarios turísticos alertan sobre el posible efecto negativo de la tasa, que podría desincentivar el turismo y afectar la economía local. Sin embargo, la saturación evidente hace preguntarse si la actual fórmula es la adecuada o si se trata más de un parche sin estrategia real de control.
¿Qué puede hacer Xàbia para proteger sus calas?
La problemática del turismo masivo en espacios naturales vulnerables es un desafío común en muchas zonas costeras del Mediterráneo. En Xàbia, la tasa antimasificación parece ser sólo el primer paso. Para que realmente funcione, expertos en gestión ambiental y turismo recomiendan adoptar una política integral que incluya:
- Control riguroso de aforo, con límites diarios y accesos regulados.
- Mejora de transporte público y lanzaderas para reducir coches privados.
- Inversiones en infraestructuras para minimizar el impacto humano.
- Campañas de educación y sensibilización entre turistas y residentes.
¿Un paso adelante o una foto para la galería?
Por ahora, la tasa se queda corta y las calas de Xàbia siguen siendo un destino masificado en verano. La auténtica protección del entorno exige decisiones valientes y coordinadas que no se queden en meros cobros ni parches temporales. El tiempo dirá si el Ayuntamiento de Xàbia es capaz de ir más allá y garantizar un turismo sostenible que preserve sus tesoros naturales sin renunciar a su atractivo.
Mientras tanto, quienes visitan la Granadella y el Portitxol siguen encontrándose con las mismas imágenes: playas llenas, coches aparcados hasta el límite y la sensación de que poco ha cambiado en la gestión del turismo masivo.