“Sin hogar, pero con sueños”: el grito silencioso de quienes viven sin techo en Alicante
El 68% sufre problemas de salud mental y Cáritas pide parar, mirar y actuar

Más de 3 millones de euros para acompañar a quienes lo han perdido todo... menos la esperanza.
Alicante - Publicado el
5 min lectura
Orihuela-Alicante. Con motivo del Día de las Personas Sin Hogar, que se celebra cada 26 de octubre, Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante lanza una nueva edición de su campaña de sensibilización bajo el lema “Sin hogar, pero con sueños”, con la que pretende poner rostro, voz y esperanza a una realidad que sigue siendo una herida abierta en nuestra sociedad: la de quienes viven sin un techo, sin una vivienda adecuada y, muchas veces, sin la red humana que da sentido a la vida.
Durante el año 2024, Cáritas acompañó a 772 personas en situación de sinhogarismo en la diócesis de Orihuela-Alicante. Detrás de esta cifra se esconden vidas marcadas por la exclusión, el abandono y la falta de oportunidades, pero también por la dignidad y el deseo de reconstruir un futuro. “Sin hogar, pero con sueños” es precisamente una invitación a mirar más allá de los números, a descubrir las historias y los anhelos de quienes siguen luchando por recuperar su lugar en la sociedad.
Un problema que se cronifica
El fenómeno del sinhogarismo se ha convertido en un problema estructural y cronificado, que requiere respuestas coordinadas entre administraciones públicas, entidades sociales y ciudadanía. Cáritas recuerda que la falta de vivienda digna no es solo un problema material, sino también una vulneración de derechos fundamentales como el acceso a la salud, al trabajo y a la participación social.
La entidad eclesial desarrolla su labor a través de una red de tres centros de acogida (en Alicante, Elche y Orihuela), además de viviendas tuteladas de inclusión y equipos de calle que realizan un acompañamiento cercano y continuado. Esta presencia estable permite atender no solo las necesidades básicas —alimentación, higiene, alojamiento—, sino también el acompañamiento emocional y la formación para la inserción laboral.
En total, Cáritas invirtió durante el último año 3.351.395 euros en programas destinados a la acogida, manutención, atención psicológica y formación de personas sin hogar. “Cada euro invertido es un paso hacia la dignidad”, subrayan desde la organización.
Rostros e historias detrás de los datos
El perfil de las personas sin hogar atendidas por Cáritas refleja una realidad compleja y diversa. El 81% son hombres, aunque el número de mujeres sin techo continúa en aumento, muchas de ellas víctimas de violencia, abandono o soledad.
El 68% presenta algún tipo de problema de salud mental, desde trastornos depresivos o de ansiedad hasta adicciones, y el 63% carece de ingresos estables, lo que les impide salir de la espiral de la exclusión. Son datos que dibujan un mapa de vulnerabilidad creciente, en el que la falta de vivienda es solo la punta del iceberg de un sistema que falla en sus mecanismos de protección.
Para Cáritas, el reto no es únicamente ofrecer techo y alimento, sino acompañar procesos de vida. “La pobreza no solo excluye, también hiere la dignidad humana cuando convierte a las personas en invisibles”, explican desde la institución. Por eso, la campaña de este año pone el acento en los sueños y las emociones de las personas sin hogar: en sus ganas de volver a sentirse parte de una comunidad, de tener una llave, un buzón, una rutina y alguien que los espere.
Una llamada a parar, acercarse y actuar
La campaña “Sin hogar, pero con sueños” forma parte del camino iniciado el año pasado con el lema “Caminemos juntos”, y continúa apelando a la conciencia colectiva con tres verbos sencillos pero transformadores: parar, acercarse y actuar.
- Parar, para mirar sin indiferencia.
- Acercarse, para conocer las historias que se esconden tras las cifras.
- Actuar, para transformar las causas estructurales que generan pobreza y exclusión.
En palabras de Cáritas, el objetivo es “reconstruir vínculos humanos” y promover una sociedad que no mire hacia otro lado. “Las personas sin hogar no solo necesitan derechos garantizados, también necesitan vínculos que les recuerden que todavía pertenecen”, destaca la organización.
Una cita solidaria: soñar juntos un hogar común
Como cada año, Cáritas Diocesana celebrará un gesto solidario con motivo del Día de las Personas Sin Hogar. Será el próximo jueves 23 de octubre, a las 19:00 horas, en la Plaza del Carmen de Orihuela, un acto simbólico que se realizará de forma simultánea en 40 ciudades españolas.
Durante el encuentro, personas en situación de sinhogarismo leerán un manifiesto redactado por ellas mismas, en el que compartirán sus sueños, demandas y esperanzas. Se trata de un gesto de visibilidad y de comunión, una manera de recordar que todos los sueños —también los de quienes no tienen techo— son valiosos y merecen ser escuchados.
Más allá de la calle: las formas invisibles del sinhogarismo
El término “sinhogarismo” no se limita únicamente a quienes viven en la calle. Según la Tipología Europea de Sin Hogar y Exclusión Residencial (ETHOS), esta realidad abarca también a quienes habitan en viviendas inseguras o inadecuadas, como chabolas, caravanas, asentamientos o habitaciones cedidas temporalmente.
Los datos del Informe FOESSA 2025 sobre Exclusión y Desarrollo Social en la Comunidad Valenciana, que se presentará en noviembre, son elocuentes: más de 580.000 personas (11,5% de la población) viven en formas precarias de tenencia de la vivienda, y unas 420.000 personas (8,4%) sufren condiciones de hacinamiento o infravivienda. Detrás de estos números hay familias que viven con miedo al desahucio, jóvenes que no pueden emanciparse y mayores que sobreviven en soledad.
Mientras haya sueños, habrá esperanza
Con esta campaña, Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante quiere recordar que nadie debería vivir sin hogar, pero también que cada persona sin techo tiene un sueño, un nombre y una historia. La pobreza no puede ser el destino de nadie, y la vivienda no es un privilegio, sino un derecho humano básico.
“Sin hogar, pero con sueños” no es solo un lema: es una mirada esperanzada hacia un futuro en el que todas las personas puedan sentirse en casa, con un techo, pero también con vínculos, comunidad y dignidad.
Porque mientras haya sueños, habrá caminos posibles hacia el hogar y la vida digna que todos merecemos.