Solo el 15,5 por ciento de los jóvenes madrileños se emanciparon en el segundo semestre de 2022. Es una cifra mínima histórica que recoge el Observatorio de Emancipación, y que demuestra las dificultades a las que se enfrenta la juventud a la hora de irse de casa.

Factores como como el precio de la vivienda y los salarios medios de esas personas menores de 30 años son algunos de los impedimentos que existen de cara a una posible emancipación. Según la estadística, la Comunidad de Madrid registró entre junio y diciembre del pasado año unos incrementos superiores a la media estatal en los precios de venta y alquiler.

Condiciones desfavorables

Álvaro es un madrileño de 25 años que se independizó con su pareja justo hace un año y cuenta así cómo fue el proceso de emancipación: "No fue muy fácil porque en Madrid los precios son inaccesibles para la mayoría de las personas. Nosotros trabajamos los dos y aún así es realmente difícil. Una persona que se quiera independizar solo lo tiene totalmente inviable".

La Comunidad de Madrid es una de las autonomías con menor número de jóvenes emancipados, y los que lo consiguen dedican gran parte de sus ingresos al alquiler o a las cuotas hipotecarias de la vivienda: "Lo que es el alquiler es un 30-35 por ciento más otro 15-20 por ciento de gastos fijos. Se te va casi la mitad del sueldo en lo que es vivir",explica Álvaro.

Por su parte los expertos como Rubén García, técnico de investigación del Consejo de la Juventud de España, destacan así cuáles son esas barreras para emanciparse: "El precio de los alquileres ha subido más. Ha subido casi tres puntos porcentuales más. Trabajar en una persona joven no es sinónimo de poder emanciparse".

Por su parte, la presidenta de esta institución, Andrea González, muestra preocupación en la tardanza para irse de casa: "Las personas jóvenes tienen una edad media de emancipación de 30,3 años. La gente joven ya no se emancipa, se emancipan cuando dejan de ser jóvenes".

Tener trabajo no garantiza emanciparse

El empleo no es suficiente para poder acceder a una vivienda, ya fuera comprada o de alquiler. Pese a que el salario medio de una persona joven subió un 4,6 por ciento hasta 13.079 euros netos al año (o 1.089 euros netos al mes), el precio del alquiler lo hizo un 7,55 por ciento (precio medio de 912 euros).

Los estudios superiores tampoco garantizaban poder emanciparse. Sólo el 22,9 por ciento de los jóvenes con estudios universitario o de FP Superior se habían podido emancipar. Además, para los que no continuaba estudiando la tasa de emancipación era similar entre quienes tenían estudios superiores y entre quienes no los tenían.

En 2022, el 30,2 por ciento de las personas jóvenes se encontraban en riesgo de pobreza o exclusión social; de los que tenían trabajo, uno cada 5 se encontraban también en esta situación, destaca el informe del segundo semestre de 2022 realizado con cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el Banco de España y Eurostat. Pese a que los contratos fijo discontinuos pasaron de 23.569 un año antes a 233.828, casi diez veces más, la tasa de paro de los jóvenes seguía siendo en 2022 mucho mayor que la de la población general: el 22,2 por ciento frente al 12,9 por ciento.