¿Cuáles son los 5 pasos para detectar una noticia falsa?

Cómo podemos evitar caer en los bulos y la desinformación

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Cada vez hay más noticias falsas en las plataformas digitales

Mar Puerto

Barcelona - Publicado el

5 min lectura

 Las fake news, o simplemente noticias falsas, y la desinformación, información deliberadamente manipulada con el objetivo de engañar, se han convertido en un fenómeno mundial cada vez más visible. Las redes sociales y sus herramientas de personalización cada vez más efectivas han facilitado la difusión de historias falsas. 

A menudo utilizan emociones para captar la atención y aumentar las visitas, ya sea por razones económicas o ideológicas. Incluso las personas jóvenes y expertas en el ámbito digital tienen dificultades para identificar las noticias que han sido manipuladas. Un dato significativo es que seis de cada diez noticias compartidas en las redes sociales ni siquiera han sido leídas antes por el usuario que las ha compartido. 

Otra cifra alarmante es que alrededor del 85 % de los europeos consideran que las noticias falsas constituyen un problema en su país de origen y el 83 % opinan que constituyen un problema para la democracia en general.

Por ello, varias instituciones y asociaciones independientes advierten de los peligros de la difusión de la desinformación. Así que, para evitar caer en estas noticias falsas, aquí hay 5 pasos a seguir para aprender a diferenciar los bulos de la información verídica. 

fake news

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1. verifica la fuente

Uno de los pasos más importantes para no caer en bulos es verificar la fuente de la información. Esto significa comprobar quién está detrás del contenido que estamos leyendo o a punto de compartir. Lo primero que debemos observar es si el texto tiene un autor identificado: si está firmado por una persona con nombre y apellidos que se puede encontrar en otros medios o que tiene experiencia en el tema, es una buena señal. 

En cambio, si es anónimo, hay que sospechar. También es importante comprobar si tiene fecha de publicación, ya que muchos bulos reutilizan noticias antiguas y las hacen circular como si fueran actuales. A continuación, hay que fijarse en qué medio publica la información. Es recomendable prestar atención a la URL (el nombre de la web): muchos bulos proceden de páginas con dominios sospechosos, con nombres que imitan a medios conocidos.

Para profundizar en este análisis, existen herramientas útiles como Whois (para saber quién creó una página web) o Wayback Machine (que permite ver versiones antiguas de un sitio). Otra buena forma de verificar es consultar Google News, para ver si otros medios fiables han publicado la misma información. 

2. desconfía de lo impactante y lo emocional

Uno de los primeros signos de que podrías estar ante un bulo es cuando la información que recibes está formulada de forma extremadamente emocional o impactante. Si un mensaje te hace sentir miedo, indignación, rabia o euforia de forma inmediata, detente un momento. Los creadores de desinformación suelen aprovechar las emociones intensas para hacer que compartas el contenido sin pensar. Este tipo de mensajes suelen ir acompañados de frases alarmistas, teorías conspirativas o denuncias dramáticas, muchas veces sin contexto ni pruebas.

En la misma línea, conviene desconfiar de textos mal escritos, con faltas ortográficas o escritos íntegramente en mayúsculas. Las mayúsculas, se interpretan como gritos, y su uso frecuente en este tipo de contenidos busca aumentar el tono urgente o alarmante. Un mensaje como “¡ESTÁN ENVENENANDO EL AGUA!” no solo carece de calma y rigor, sino que suele estar diseñado para manipularte emocionalmente y propagar el contenido de forma viral.

Los titulares también juegan un papel clave. Muchos bulos usan títulos llamativos que apelan al morbo o al escándalo, pero cuando entras a leer el contenido, la información real es mínima y no dice lo que el título prometía. A esto se le llama clickbait: un gancho diseñado solo para que hagas clic, sin importar la veracidad o la calidad del contenido. 

3. revisa las imágenes y vídeos

Las imágenes y vídeos también pueden mentir, aunque parezcan reales. Una técnica muy común en los bulos es reutilizar fotos o vídeos antiguos o usar contenido de otros lugares y presentarlos como si fueran actuales o locales. Por ejemplo, una imagen de una manifestación en otro país puede circular como si hubiera ocurrido “ayer en Madrid”, generando alarma sin que sea cierto.

Otra forma de engaño es manipular las imágenes digitalmente: recortes, montajes o incluso vídeos alterados con inteligencia artificial, a los que se los conoce como deepfakes. Todo esto puede parecer auténtico, pero no lo es.

Existen varias herramientas para verificar una imagen. Google Image Search o TinEye permiten buscar de dónde ha salido originalmente: lugar, fecha, autor... Para vídeos, InVID permite analizar si el contenido ya ha sido publicado anteriormente o en otro contexto. 

4. CONSULTA A VERIFICADORES DE HECHOS

 Antes de compartir una noticia, mensaje o captura dudosa, es muy útil comprobar si ya ha sido analizada por alguna plataforma de verificación, también conocida como fact-checking. En muchos casos, los bulos se repiten o circulan durante años, y ya han sido desmentidos anteriormente. En España existen varias plataformas reconocidas, como Maldita o Newtral. También existe Verificat, que hace verificaciones tanto en catalán como en castellano. A nivel europeo, existe la plataforma EDMO.eu.

Estas plataformas analizan noticias virales, mensajes de WhatsApp, capturas de pantalla, vídeos, titulares y declaraciones públicas, y explican claramente si son verdaderos, falsos, engañosos o sacados de contexto. Además, siempre indican sus fuentes y cómo han hecho la comprobación.

5. NO DIFUNDAS INFORMACIÓN NO VERIFICADA

 Si un verificador ya ha desmentido el contenido que te ha llegado, lo más responsable es no compartirlo. Compartir un bulo, incluso “por si acaso”, ayuda a que se siga propagando y llegue a más personas, generando confusión, miedo o incluso daño. Y si no encuentras el contenido en ningún verificador, mejor no difundirlo hasta estar seguro. La duda ya es una buena razón para no compartir. 

Si no puedes confirmar que una información es cierta, lo mejor es no hacer clic en “reenviar” ni en “compartir”. A veces, la mejor forma de frenar un bulo es simplemente no moverlo.  

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Con Ángel Expósito

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