Los lugares de la casa donde más gérmenes se acumulan sin que lo notes

Rincones habituales del día a día pueden convertirse en focos de microorganismos si no se les presta suficiente atención

Los lugares de la casa donde más gérmenes se acumulan sin que lo notes

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Los lugares de la casa donde más gérmenes se acumulan sin que lo notes

Caterina Ruiz Ponce

Barcelona - Publicado el

3 min lectura

Cuando pensamos en limpieza doméstica, la mayoría se centra en superficies visibles como el suelo, la cocina o el baño. Sin embargo, hay muchos rincones que pasan desapercibidos y donde las bacterias encuentran su hábitat perfecto. Prestar atención a estos espacios es fundamental para mantener un hogar más saludable. 

Uno de los casos más evidentes son los estropajos y bayetas de cocina. Cuando se utilizan varias veces sin una higiene adecuada, acumulan humedad y restos de comida que se convierten en el terreno ideal para que los microorganismos proliferen. Para evitarlo, conviene aclararlos bien, dejarlos secar completamente y sustituirlos con regularidad.

Otro foco habitual son las tablas de cortar. Tanto si son de plástico como de madera, las ranuras y pequeños cortes pueden retener restos de alimentos crudos. Esto favorece la contaminación cruzada, especialmente al mezclar carnes, pescados y vegetales. Lo más recomendable es diferenciar tablas para cada tipo de alimento y desinfectarlas tras cada uso.

Las manillas de puertas, pomos e interruptores también suelen olvidarse. Se tocan muchas veces al día y con manos que han estado en contacto con alimentos u otras superficies sucias. Una limpieza rápida con un paño desinfectante, al menos una vez por semana, ayuda a reducir significativamente la presencia de gérmenes.

El fregadero y el desagüe acumulan constantemente restos orgánicos y humedad. Si no se limpian a fondo, pueden formarse biopelículas bacterianas difíciles de eliminar. Por eso es importante secar la zona después de su uso y aplicar productos adecuados que desinfecten tanto la superficie como las tuberías.

También merece atención la nevera y los electrodomésticos. Aunque parezca que se mantienen limpios, las manillas y las zonas interiores acumulan bacterias invisibles. Limpiar los cajones, revisar los alimentos caducados y desinfectar las superficies periódicamente es clave para mantenerlos seguros.

Otros rincones menos evidentes pero igualmente importantes son las alfombras y cojines del sofá, que acumulan polvo, cabellos y partículas que sirven de alimento para microorganismos y ácaros. Aspirarlos con frecuencia y lavar las fundas ayuda a mejorar la higiene y la calidad del aire en casa.

En el baño, tanto la cortina de la ducha como los cepillos de dientes requieren cuidados específicos. La humedad constante favorece la aparición de moho y bacterias. Lavar las cortinas con agua caliente y renovar los cepillos cada dos o tres meses son medidas sencillas que aportan grandes beneficios.

Incluso los dispositivos electrónicos como mandos, teclados o teléfonos móviles forman parte de esta lista. Se tocan continuamente y casi nunca se incluyen en la rutina de limpieza. Pasarles un paño desinfectante una vez por semana reduce el riesgo de transmisión de bacterias.

Lo más importante es comprender que no hace falta una limpieza exhaustiva cada día, pero sí incorporar estos rincones a la rutina doméstica de manera regular. La constancia y los pequeños gestos ayudan a reducir la presencia de microorganismos y a disfrutar de un hogar más limpio y saludable.

En definitiva, cuidar aquellos espacios que suelen pasar desapercibidos es una manera sencilla de proteger la salud de toda la familia y de evitar que la suciedad invisible se convierta en un problema mayor.

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