El Liceu incorpora nuevas cámaras y recursos técnicos para grabar y ofrecer óperas "más inmersivas" en su plataforma

El Gran Teatre del Liceu ha incorporado nuevos recursos técnicos para grabar y ofrecer óperas “más inmersivas” en la plataforma Liceu Opera. La nueva gramática visual incluye una 'cablecam' que atraviesa la sala, un 'travelling' frontal, 14 cámaras integradas y coordinadas en el escenario y el foso y un trabajo de movimiento y proximidad "que refuerza el relato escénico". La propuesta es del creador audiovisual Igor Cortadellas.

En la presentación este lunes de la nueva experiencia cinematográfica, Cortadellas ha explicado que no solo se trata de un cambio técnico, sino de una “nueva gramática” para narrar audiovisual­mente las óperas, trasladando una experiencia “mucho más inmersiva”. Estos medios permiten una imagen con mayor profundidad para introducirse en el movimiento de la escena. 

Todo empezó con una prueba piloto con la grabación de ‘Akhnaten’, de Philip Glass, protagonizada por Anthony Roth Costanzo esta temporada. El director general del Gran Teatre del Liceu, Valentí Oviedo, ha asegurado que la institución está en conversaciones con Glass para poder ofrecer el contenido en la plataforma.

Asimismo, está previsto que el primer estreno sea ‘L’elisir d’amore’, de Donizetti, con Javier Camarena y Pretty Yende, el próximo 14 de diciembre. Le seguirán ‘Tristan und Isolde’, de Wagner, con Lise Davidsen y Clay Hilley, el 15 de febrero; ‘La gioconda’, de Ponchielli, con Saioa Hernández y Michael Fabiano, el 8 de marzo; ‘Manon Lescaut’, de Puccini, con Asmik Grigorian, Joshua Guerrero y Iurii Samoilov; y ‘Le nozze di Figaro’, de Mozart, con Sara Blanch y Konstantin Krimmel, el 21 de junio.

Un público más global 

Este salto “más allá” en las óperas en formato audiovisual implica abrir las puertas de la institución a un público más global, según Cortadellas. Para él, es una manera de romper con el elitismo y replantear aspectos que podrían hacerse de otra manera . 

Cortadellas reivindica que se trata de romper el lenguaje del ‘broadcast’ para adentrarse en una imagen más cremosa, con más latitud y, por lo tanto, más profundidad. Aun así, defiende que esta propuesta nunca sustituirá la experiencia en directo, pero sí que es una oportunidad para ofrecer una “nueva gramática” audiovisual, con cámaras “de cine” más próximas a la acción.

Innovación “difícilmente” presente en otros teatros 

Según Cortadellas, la "cablecam", que se desplazará silenciosamente por la sala, puede aportar esta profundidad, y el travelling frontal ayudará a sumergirse en los movimientos de la escena. 

Dependiendo de la producción, se emplearán entre 14 y 16 cámaras y se dispondrá de una microfonía pensada para cada ocasión y vestuario. Se grabará una función en directo una vez los cantantes se hayan adaptado al repertorio y al espacio, y se utilizarán recursos registrados en los ensayos correspondientes.

El creador audiovisual asegura que el sistema de innovación incorporado por el Liceu “difícilmente” puede verse en “ningún otro teatro”.