El síndrome del impostor a examen: por qué sientes que no mereces tus propios éxitos
Este fenómeno psicológico, que genera la duda constante sobre el propio mérito, afecta especialmente a la población femenina y a los más jóvenes, según el experto Jordi Royo

El síndrome del impostor afecta principalmente a mujeres y adolescentes.
Barcelona - Publicado el
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Sentir que los logros personales o profesionales son fruto de la suerte y no del mérito propio, acompañado de un miedo persistente a ser "desenmascarado" como un fraude. Así se manifiesta el conocido como síndrome del impostor, un fenómeno psicológico que, aunque puede afectar a cualquiera, tiene una incidencia especialmente alta en mujeres y adolescentes. Para analizar sus causas, síntomas y posibles abordajes, el programa 'Herrera en COPE Cataluña' ha entrevistado a Jordi Royo, presidente del WeMind Cluster y experto en salud mental infanto-juvenil. Royo lo define de manera sencilla: "Es cuando tu éxito, un cierto éxito, te hace sentir mal porque crees que no te lo mereces".

Aunque el término pueda parecer reciente, su origen se remonta a finales de los años 70.
Un fenómeno con rostro de mujer
Aunque el término pueda parecer reciente, su origen se remonta a finales de los años 70. "Fueron las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes quienes lo describieron por primera vez al observar a mujeres profesionalmente exitosas que creían no ser tan brillantes como los demás pensaban", explica Royo. Este sentimiento está estrechamente ligado a la incorporación de la mujer al mundo laboral en roles tradicionalmente masculinos. El experto pone un ejemplo claro: "Hace solo cincuenta años que tuvimos a la primera mujer piloto de una aerolínea comercial. Imagina lo que debió de ser para ella, la única mujer en medio de todos los demás pilotos hombres. Probablemente, sentía que quizás no era tan buena como ellos, sobre todo porque el entorno masculino tampoco ayudaba".
¿Cuándo se convierte en un problema?
Tener esta sensación de forma puntual no es necesariamente patológico. Según el psicólogo, casi todo el mundo ha podido sentirse un impostor en alguna ocasión. La señal de alarma salta "cuando empieza a ser disfuncional", es decir, cuando interfiere negativamente en áreas vitales como los estudios, las relaciones familiares o las actividades sociales. En la adolescencia, esta disfunción se vuelve un indicador clave. Sin embargo, definir la propia adolescencia es cada vez más complejo. "Cada vez empieza antes y acaba más tarde", señala Royo. La etapa que antes tenía unos límites claros, hoy se ha difuminado. "Tenemos a un 45% de jóvenes de treinta años viviendo en casa de sus padres. Es una etapa muy alargada", comenta.

"La adolescencia es una etapa terrible y muy larga"
En contraposición a la dureza de la realidad que vivían generaciones pasadas, como la de nuestros abuelos que "a los 14 años ya estaban en una fábrica y eran adultos", la sociedad actual del primer mundo ha extendido este periodo de transición de una manera sin precedentes. Royo llega a calificar la adolescencia actual como "una etapa terrible y muy larga", un suspiro en otras sociedades pero un capítulo extenso y complejo en la nuestra.
Es una etapa terrible y muy larga"
Entender la mente del adolescente
Para comprender por qué el síndrome del impostor encuentra un terreno tan fértil en la juventud, Jordi Royo propone tres palabras clave que definen esta etapa: indefinición, tránsito y cambio. Es un periodo de transformación biopsicosocial tan intenso que "los adolescentes no se comprenden a sí mismos, y su entorno tampoco los comprende a ellos". Esta falta de anclaje genera un caldo de cultivo para la inseguridad. Las dos preguntas existenciales que marcan la adolescencia, "¿soy?" y "¿quién soy?", a menudo quedan sin respuesta clara, ni por parte del joven ni de unos padres que también se sienten perdidos ante la persona en la que su hijo se está convirtiendo.
No es solo una cuestión de tiempo, es un tema de cómo se reorganiza el cerebro"
Superar esta fase no depende únicamente del paso de los años. "No es solo una cuestión de tiempo, es un tema de cómo se reorganiza el cerebro", insiste el experto. El objetivo es alcanzar la madurez, entendida como "la estructura de pensamiento que permite tomar decisiones responsables en función del análisis objetivo de la realidad". Los adolescentes con mayores niveles de ansiedad o aquellos percibidos como más "inmaduros" son especialmente vulnerables a sentir que nunca estarán a la altura, alimentando así el síndrome. Frases como "no acabaré el bachillerato" o "no sacaré la nota que necesito" son pensamientos recurrentes en estos jóvenes.
Finalmente, Jordi Royo ha aprovechado la entrevista para anunciar la celebración del segundo foro internacional sobre salud mental y longevidad, organizado por el Women Interest Cluster. El evento tendrá lugar los días 26 y 27 de noviembre en el World Trade Center de Barcelona y reunirá a cientos de expertos de todo el mundo. Uno de los ejes centrales será la salud mental infanto-juvenil, con el objetivo de desarrollar mejores instrumentos de diagnóstico y abordaje para problemas como el síndrome del impostor.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.