Pasea por Barcelona, se para en un restaurante y la pregunta que les hace deja a los dueños descolocados: acaba publicándolo en Google

El propio restaurante no daba crédito y lo expresaba en una reseña de Google, mientras se mostraba completamente educado

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Barcelona

Ana Rumí

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Hace buen tiempo, parece que toda borrasca se ha ido y, por fin, podemos disfrutar del tiempo que siempre promete la primavera. Tenemos sol, más horas de luz, y eso podemos aprovecharlo para un sinfín de actividades al aire libre que nos animen. Y entre esas actividades, sin duda, están la de sentarse en una terraza y ver pasar las horas.

Y es que os bares son de los lugares más frecuentados en España, ni qué decir tiene, ya que en estos podemos pasar tiempo con nuestros compañeros de trabajo, amigos y también con la familia. Y hemos comprobado que no solo acudimos a los bares para pasar tiempo y un buen rato, sino que además realizamos reseñas sobre el restaurante o bar.


Como resultado, las reseñas se han convertido en las protagonistas de las diferentes redes sociales, ya que los clientes también dejan constancia de sus malas (o buenas, aunque cueste encontrarlas) experiencias en Google. Sin embargo, muchas veces los comentarios negativos van más allá del propio servicio y son incluso faltas de respeto, no solo hacia el servicio sino también hacia los trabajadores.

En otras ocasiones, como en esta que te vamos a contar, las reseñas provocan la carcajada del dueño y de todo el personal del restaurante. Porque sí, a veces se dejan unas perlas en esas reseñas que traspasan cualquier pantalla y que lo único que queda es reírse ante ellas.

Se trata de una anécdota que ha ocurrido en Barcelona y que ha recopilado la cuenta de X, antiguo Twitter, @SoyCamarero. Ni él daba crédito a lo que tenía que leer.

La pregunta que hacen que acaba en Google

Hay veces que las reseñas con negativas, lo que suele causar un gran perjuicio en el dueño del restaurante y en todo el personal. En otras ocasiones, las reseñas son positivas, y eso hace que más clientes quieran acudir al lugar. Y, en alguna otra ocasión, las reseñas son... de risa.

Porque sí, se ponen comentarios que, por tan absurdos, acaban en redes sociales. Es lo que ha pasado con este que ha recopilado la cuenta @SoyCamarero, que no daba crédito a lo que leía.

Esta historia ocurrió en Barcelona, y era un cliente el que, paseando por la ciudad condal, decidía pararse ante la puerta de un restaurante que le había llamado la atención. Ahí preguntaba al personal algo que no esperaban: si tenían aceitunas.

Puede parecer una pregunta aparentemente normal pero lo cierto es que no lo es. Y es que el restaurante no era el típico con menú mediterráneo, sino que era vietnamita.

Unos bordes. He parado a preguntar y me ha entrado tan mal que no he querido ni comer. Me voy al próximo” decía este cliente. Ante esa verdad a medias, el restaurante decidía contestar.

Viniste esta mañana cuando aún no abrimos y nos preguntaste si tenemos aceitunas. Os contamos que nuestro restaurante es vietnamita y no tenemos aceitunas” empezaban diciendo los dueños en Google.

Lamentamos no tener aceitunas, pero esperamos recibirte para que descubras nuestra comida vietnamita casera, sana y equilibrada” sentenciaban con mucha educación.

La petición en un restaurante de Álava que alarma a todos

De sobras sabes que, a veces, nos complicamos mucho más la vida de lo que tocaría. Vamos a diferentes sitios y terminamos insatisfechos por lo que ocurre y, sentimos que tenemos que expresar nuestra opinión. Eso no tendría nada de malo, si no fuera porque muchas veces nos quejamos de vicio.

Y es lo que le ha pasado a este cliente de un restaurante de Álava. Resulta que, después de comer, pensaba que el personal les invitaría a un chupito de lo que fuese, sin embargo, se fue con las manos vacías.

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Laguardia, Álava

No hubiera habido problema si no fuera porque decidió poner una reseña negativa al restaurante con la siguiente nota: “hay que ser cutre para no invitar a un chupito de pacharán después de la comida” expresaba, poniendo como puntuación un uno sobre cinco, la más baja posible.

Este cliente, sin lugar a dudas, no esperaba que le fueran a responder, y mucho menos, de que fuese directamente el dueño quien le diera esa respuesta. Y no, tampoco esperaba que le respondiera con una carcajada que casi se podía escuchar.

“Jajajaja, no tenemos ninguna obligación de invitaros. De todas formas, muchas gracias por la reseña” contestaban con mucha educación.