Encuentran 60 décimos de Lotería de Navidad en Barcelona y localizan a su dueña en Cantabria

Una mujer encontró la semana pasada una bolsa de mano olvidada en un banco de Barcelona con 60 décimos de la Lotería de Navidad en su interior. El hallazgo se produjo el pasado miércoles 3 de diciembre en un banco del distrito del Eixample de la capital catalana. La ciudadana, en un gesto de honradez, llamó al teléfono de emergencias 112 para informar de la situación.

La investigación de la Guardia Urbana

Tras la llamada, una patrulla de la Guardia Urbana de Barcelona (GUB) se desplazó a la zona para recoger la bolsa. La gestión del caso pasó entonces a manos de la Oficina de Troballes del cuerpo policial, que se encargó de iniciar las averiguaciones para localizar al propietario de los décimos, un proceso que requería una investigación minuciosa.

Los agentes "estiraron del hilo", según han descrito, para resolver el caso. La clave de la investigación fue un nombre que estaba escrito en el interior de la bolsa, lo que permitió a la Oficina de Troballes iniciar la búsqueda de la propietaria de los sesenta décimos perdidos.

Para sorpresa de los investigadores, la mujer se encontraba en un pueblo de Cantabria "

Un final feliz a 700 kilómetros

Las pesquisas culminaron con éxito al localizar a la propietaria. Para sorpresa de los investigadores, la mujer se encontraba en un pueblo de Cantabria, a cientos de kilómetros de distancia del lugar donde había perdido sus pertenencias en un descuido.

La Guardia Urbana ha gestionado la devolución de los 60 décimos de lotería, asegurando que la dueña los reciba a tiempo para el esperado Sorteo de Navidad. La historia concluye así con un final feliz gracias a la colaboración ciudadana y la eficacia del cuerpo de policía barcelonés.

 Décimos que se pierden… y aparecen: historias de fortuna, nervios y buena fe   

La escena se repite cada año cuando se acerca un gran sorteo de Lotería: bolsillos revisados mil veces, bolsos vaciados en busca de un papel diminuto y, a veces, la noticia inesperada de que un décimo extraviado vuelve a manos de su dueño. Entre la angustia y el alivio, estas historias demuestran que la suerte no siempre está solo en los números.

 El décimo olvidado en un taxi  

Hace unos inviernos, una vecina de Valencia bajó de un taxi tras una comida familiar y no reparó en que el décimo que había comprado esa misma mañana se quedó en el asiento trasero. La alarma saltó horas después. El conductor, al finalizar el turno, revisó el vehículo y encontró el papel. Gracias al número de licencia que figuraba en el recibo del pago con tarjeta, logró contactar con la clienta. El reencuentro fue tan emotivo como rápido: el décimo volvió a casa y, días después, resultó premiado con un quinto. El taxista no pidió nada a cambio; la propietaria decidió agradecer el gesto con un detalle económico.

 Una cartera en la comisaría  

En Zaragoza, un jubilado perdió la cartera en un parque con dos décimos para el sorteo de Navidad. Un paseante la recogió y la entregó en la comisaría más cercana. La Policía localizó al dueño por la documentación y, tras los trámites habituales, recuperó sus décimos intactos. No hubo premio mayor, pero sí una tranquilidad que, según el afectado, “valía oro”. El ciudadano que encontró la cartera no reclamó compensación alguna.

 El bar del barrio, punto de encuentro  

En muchos pueblos, el bar es oficina improvisada de objetos perdidos. En un municipio de Girona, un décimo apareció bajo una mesa horas después de un partido. El camarero lo guardó y colocó un aviso. El propietario regresó al día siguiente, nervioso, y pudo identificar el número. Hubo brindis y una ronda invitada como agradecimiento. El décimo no salió premiado, pero la historia sí tuvo final feliz.

 ¿Hay compensación para quien devuelve un décimo?  

La ley española no establece una recompensa obligatoria para quien encuentra y devuelve un décimo de lotería. En términos generales, el hallazgo de objetos perdidos debe comunicarse y entregarse a la autoridad o al establecimiento correspondiente para facilitar su devolución al propietario. No existe un “premio legal” automático por devolverlo.

Eso no impide que el dueño, de manera voluntaria, agradezca el gesto con una compensación económica o un detalle. Es habitual que, si el décimo resulta premiado, el propietario ofrezca una parte del premio a quien lo encontró, pero es una decisión personal, no una obligación. La buena fe y el acuerdo entre las partes son la clave.

 Cuando la suerte también es devolver  

Estas historias recuerdan que, más allá de la ilusión del premio, hay otra suerte que se juega cada día: la de encontrarse con personas honestas. En una época marcada por prisas y nervios, la recuperación de un décimo perdido se convierte en una pequeña victoria colectiva. Porque, a veces, el mayor premio no está en el sorteo, sino en el gesto.